Como aquel tema musical de Chuck Berry que irrumpió como un ciclón en las listas de éxitos norteamericanas de los años 50 (Go Johny go, go Johny go... Johny be Goode), el ritmo de este Deportivo Alavés lo marca Jonathan Rodríguez, Jony a efectos del alavesismo, de nuevo ayer determinante para sellar el primer triunfo a domicilio de la temporada en el Nuevo Zorrilla después de otra cabalgada por su carril izquierdo en el tiempo de descuento. Si en el último duelo liguero ante el Espanyol ya decantó la balanza con un carrerón meteórico de 70 metros que terminó en asistencia a Rubén Sobrino para que éste enviara el balón al fondo de las mallas y el Glorioso sumara sus tres primeros puntos del curso, ayer aguardó el incisivo interior asturiano al tiempo de descuento, nada menos que al minuto 92, para recoger una pelota de Twumasi en la zona de medios de su campo y encarar su banda a una velocidad de vértigo.

Cuando la gasolina del conjunto albiazul hacía tiempo que estaba en la reserva y el empate a cero era el resultado aplaudido por ambas escuadras, el bueno de Jony quiso jugar su última baza. Activó su particular KERS -ese formidable artilugio que los bólidos de Fórmula 1 utilizan para dejar atrás a sus rivales cuando asoma una recta de dimensiones considerables-, e hizo lo propio con su defensor. Puso tierra de por medio y buscó la línea de fondo como un poseso hasta que pisó el área pucelana, levantó la cabeza y volvió a asistir con su pierda izquierda al compañero que mejor estaba posicionado, en este caso Twumasi, que al intentar rematar provocó una finta fortuita que dio con el balón en los pies de Ibai. Y ahí el de Santutxu, al igual que en aquella fría noche de Girona de la pasada temporada, donde anotó tres goles en 20 minutos que marcaron el punto de inflexión de la temporada, volvió a obrar el milagro. De nuevo en el tramo final, en el descuento, a modo de puntilla, que es cuando los goles saben mejor, y los tres puntos, por descontado, disparan la adrenalina. Golpeo seco por abajo con su pierda izquierda y explosión de júbilo entre toda la parroquia albiazul, especialmente entre el protagonista de la jugada, un cuchillo letal por su banda izquierda que ya a lo largo del partido había dado muestras del peligro que lleva su pierna izquierda.

centro medido a guidetti Sin ir más lejos, suyo fue el medido centro en el minuto 56 que a punto estuvo de suponer el primer gol del Alavés si Guidetti, en ocasión franca de gol, no llega a enviar fuera de cabeza el preciso centro que le había servido su compañero. Poco después lo intentaría él mismo desde fuera del área (minuto 64), otra vez con su cañón izquierdo, aunque el disparo acabó en esta ocasión en las manos del meta Masip. Fue la antesala a una acción de campanillas que el interior asturiano tenía preparada en su chistera. La misma que en la jornada anterior sacó a relucir para entregar en bandeja el gol a Sobrino. Ayer fue Ibai el heredero de su velocidad y talento.