Vitoria - Firmó ayer Mendizorroza otro lleno en lo que va de temporada, disfrazado eso sí con una notable presencia de niños y niñas en las gradas como consecuencia de la proliferación de invitaciones que el club ha ido repartiendo entre colegios y clubes convenidos en las últimas semanas. En cualquier caso, una nueva y espectacular entrada para una matinal de alta tensión habida cuenta de lo mucho que ayer se jugaba de nuevo el Alavés ante el cuadro pepinero. Repitió casi once Abelardo y repitió conjura el equipo en el centro del campo antes del pitido inicial. Dani Torres en la medular y Alexis en el lateral izquierdo fueron novedades y el balón comenzó a rodar con exquisita puntualidad. Sorprendió de primeras la puesta en escena del Lega, que apenas concedió protagonismo a los locales hasta el minuto ocho, donde Munir rompió la tendencia marcando un gol que fue anulado por un ajustado fuera de juego. Ahí se soltó el equipo, estirándose un poco más y saliendo de la cueva. Apuraban entonces los últimos aficionados su llegada al campo y la lluvia daba una tregua a los jugadores. Al tiempo, avanzaba el Alavés poco a poco y con un mejor tono aunque siempre supeditado a la posesión del cuadro madrileño, interrumpida en contadas ocasiones por las cabalgadas de Pedraza por su banda izquierda que tanto enchufan al equipo y la propia afición. Ni rastro a esas alturas del partido de las peñas del Leganés llegadas en la víspera y que incluso compartieron almuerzo antes del partido con algunos seguidores locales como los Tribuneros Albiazules. Mendizorroza se volvió a comer al enemigo en la grada y el letargo hizo presencia en el césped hasta que El Zhar a punto estuvo de marcar en el minuto 44. Enmudeció el estadio entonces y apareció de nuevo el Pacheco de las grandes ocasiones para desbaratar tan manifiesta ocasión. Con ese susto en el cuerpo enfilaron ambos equipos el camino a vestuarios.
gol tempranero No duró mucho, sin embargo, la angustia porque en la reanudación, cuando aún los vomitorios estaban llenos de gente, llegó el gol mas tempranero de la temporada. En una jugada con polémica arbitral, Guidetti cuerpeó con el griego Siovas y asistió por bajo a Munir para anotar el primero de la mañana en el primer minuto de la segunda parte. Ahí explotó de júbilo Mendizorroza, que apenas seis minutos después, y para su sorpresa, se vio festejando de nuevo el segundo gol de la matinal, obra entonces de Pedraza tras aprovecharse del rechace del portero madrileño a tiro de Guidetti. Botó entonces el alavesismo como siempre, convirtiendo el estadio en una fiesta que se adueñó del partido y contagió los propios jugadores, que a partir de ahí les dio por poner en liza un juego eufórico y desenfrenado. Tenía el Alavés el partido donde quería y Abelardo, plantado en el área técnica desde el principio, aplaudía a sus pupilos. En ese escenario pudo haber matado el equipo el partido pero no lo hizo y una decisión controvertida del colegiado en el minuto 73 alteró el guión establecido. Decretó el trencilla un penalti en contra del Alavés que nadie, salvo su asistente, vio y el partido entró en una incontrolable espiral destructiva para la escuadra albiazul que terminó como muchos comenzaban a sospechar. Guidetti fue sustituido después por Sobrino bajo una atronadora ovación pero el Lega, con la ayuda arbitral, ya estaba lanzando. Tocaba sufrir hasta el final y ahí trató de tirar de oficio el Glorioso, pero ayer no estaba en el campo Manu García y eso terminó por pasarle factura porque poco después, en escasos minutos, llegó la rigurosa expulsión de Rodrigo Ely -de nuevo el Alavés se quedaba con diez jugadores en el tramo final al igual que le ocurrió la semana pasada ante el Sevilla- y el posterior empate del cuadro madrileño tras un despeje infantil e incomprensible de Alexis, ayer a un nivel notable de juego pero inevitablemente marcado por ese error de bulto que dejó herido de muerte a su equipo, al banquillo y, por supuesto, a toda la afición, que así y todo, terminó despidiendo a sus jugadores al grito de “Glorioso, Glorioso...”.