Vitoria - El Deportivo Alavés dejó claro ayer que es un equipo de Primera División y que quiere seguir siéndolo en el futuro más inmediato. En el partido que cerraba la primera vuelta fue capaz de sacarse de la chistera la mejor actuación en lo que va de curso para arrollar a un Sevilla que no supo cómo sobreponerse al torrente que se le vino encima cuando los de Abelardo pisaron el acelerador. Una avalancha futbolística que recordó las mejores versiones precedentes de este Glorioso que en apenas un mes con el técnico asturiano se ha convertido en un equipo de verdad que no debería tener problemas para conservar la categoría si sigue en esta línea.

Obligado por las ausencias a retocar el que venía siendo su once de base, Abelardo hizo un cambio más de los dos estrictamente necesarios y, además, sorprendió con las novedades. Decidió renovar el centro de la defensa al completo con las entradas de Víctor Laguardia -estreno en Liga tras haber regresado el pasado miércoles en Copa- y Rodrigo Ely, mientras que en punta de ataque se produjo el debut de un John Guidetti que no jugó unos días antes frente al Formentera por no estar en plenitud física.

Se pudo comprobar desde el primer momento la necesidad que tenía este equipo de un nueve de referencia porque el sueco se erigió en el faro de referencia del ataque con un juego de espaldas que dio mayor libertad a Munir, aunque no por ello se dejó de meter en mil batallas el madrileño. Salió mandón el cuadro vitoriano, aunque el primer susto lo dio Banega obligando a Pacheco a una gran estirada. Y es que el Sevilla transmitía peligro en sus aproximaciones, ya que poco después era Laguardia el que salvaba los muebles en un disparo de Ben Yedder.

Se encontraba demasiado cómodo Banega, indetectable entre líneas, y combinaban con facilidad los de Montella por el centro. Faltaba morder con fuerza para dificultar el juego del rival y también para ganar la partida en las acciones divididas, que en todo caso caían del lado visitante. Era imposible recuperar balones en zonas de compromiso y armar contragolpes, única solución viable a la pastosidad que se mostraba en el ataque estático.

A partir del minuto veinte, incendió la chispa El Glorioso con uno de esos arreones a la antigua usanza que tanto se echan de menos. Un par de aproximaciones, otro par de decisiones discutibles del colegiado -Kjaer cortó un remate con el codo en el área y sacó una amarilla a Duarte cuando su criterio había sido bien diferente con las faltas de los andaluces- y Mendizorroza se incendió por completo. Fogosidad en el verde y también en la grada. Ese Alavés que tanto gusta al alavesismo, con un cambio de ritmo que atropelló a un Sevilla mucho más cómodo jugando al paso. Por ello, en cuanto pudo se apresuró a aplicar anestesia para tranquilizar un partido que se le iba de las manos. Y en esa batalla por dominar el ritmo se metió el partido hasta el descanso, con los albiazules acelerando al máximo pero incapaces de encontrar la portería en su arreón final.

La tendencia con la que se cerró el primer acto continuó inalterable en el arranque del segundo. Se volcó el Alavés desde el primer minuto y en esta ocasión sí que tuvo el merecido premio que buscaba. Tras un saque de esquina, Munir devolvió al área desde la frontal y Manu García se inventó un gol de delantero centro bajando el balón de espaldas para sacar una volea con la pierna derecha que Rico ni vio llegar.

El gol hizo que El Glorioso se creciese todavía más. Lejos de pertrecharse atrás para tratar de contener al Sevilla, mantuvo el mando del balón y forzó la máquina en busca de la sentencia Las parejas formadas por Laguardia y Ely, Pina y Manu y Munir y Guidetti dominaban todo el pasillo central del campo. Se ahogaba al rival y se montaban contragolpes de enorme peligro -solo Nolito tuvo una oportunidad por el bando contrario incluso pese a acabar en superioridad por la expulsión de Duarte-, con una confianza impropia de un equipo que está en zona de descenso y que, de nuevo, ayer evidenció que tiene sobrado nivel para seguir en Primera si mantiene este nivel exhibido desde la llegada de Abelardo.

El mejor partido. El Alavés protagonizó su mejor partido de la temporada, sobre todo teniendo en cuenta el nivel teórico de un rival que fue borrado del césped de Mendizorroza. El cuadro albiazul imprimió un ritmo endiablado y atropelló a su rival para hacer bueno el gol de Manu García.

Fuera del descenso. Con el partido de ayer, el equipo vitoriano cerró la primera vuelta y lo hizo por primera vez en lo que va de temporada fuera de la zona de descenso y también por encima de los puntos que marcan la pérdida de categoría. Con 18 puntos, ‘El Glorioso’ aventaja ya en dos al Deportivo y ha dado caza al Levante.

Enorme superioridad. Al Alavés le costó entornarse y sufrió en los primeros compases con el juego combinativo del Sevilla, pero a partir del minuto veinte borró a su rival del campo con una exhibición de ritmo, fortaleza y también buen fútbol por momentos. Tras el gol, el juego incluso mejoró todavía más y ni siquiera se sufrió, más allá de los lógicos nervios, tras la expulsión de Duarte.

Que la llegada de Guidetti le iba a beneficiar muchísimo era evidente y así se demostró. De cara, de espaldas, a la carrera y apareciendo por cualquier espacio, todo un peligro.

Sin profundidad e incapaz de ganar la partida en su duelo con Mercado durante todo el partido, además cometió alguna pérdidas graves, como la de la expulsión de Duarte.

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1-0, minuto 52: Manu García. Balón rebotado a la frontal tras saque de esquina, Munir la devuelve al segundo palo donde el capitán la baja y, tras un bote, saca una volea con la derecha cruzada a la red.

Expulsó por doble amarilla a Duarte (minutos 24 y 83). Amonestó a Pina (minuto 55), Lenglet (minuto 65), Kjaer (minuto 72), Manu García (minuto 92) y Ely (minuto 93).