Vitoria - Hace casi un año, el pasado 7 de enero, el Deportivo Alavés anunció la contratación de Dinko Jelicic como director de entrenadores y metodología del fútbol base. Un cargo para unas funciones que ya venían desempeñándose tiempo atrás con gente de Vitoria y bajo la batuta de Javier Zubillaga, quien por cierto a día de hoy sigue en nómina del Deportivo Alavés pese a no tener responsabilidad alguna. La llegada del técnico croata estuvo avalada por el director general del club, Haritz Querejeta. Durante las primeras semanas de estancia en Vitoria, el nuevo responsable empezó reuniéndose con los diferentes entrenadores de la cantera para explicarles su forma de trabajo y lo que pretendía implementar. Pero sus primeros encuentros estuvieron marcados por un cierto escepticismo desde la otra parte. Trabajos e informes que hasta entonces no se les había demandado fueron peticiones expresas de Jelicic.

Situaciones radicalmente distintas a las vividas anteriormente que originaron una cierta confusión, sobre todo, entre los preparadores que más tiempo llevaban en Ibaia y que no sabían muy bien a que método atenerse. El desgobierno era evidente y los bandos empezaban a florecer dado que los roles que cada parte implicada debía asumir no estaban perfectamente definidos. Hay quien incluso echó en falta una mayor intervención por parte de Sergio Fernández y Mikel González como máximos responsables de la dirección deportiva y del fútbol base, respectivamente. Días después empezaba a coordinar el trabajo con los llamados potenciales del club, jugadores que se entendía podían tener proyección de jugar en la primera plantilla. Cargas extra de trabajo físico, además de los entrenamientos, que lo único que hicieron en muchos casos fue mitigar el rendimiento de los futbolistas durante el fin de semana.

Una idea que intentó implementar en el primer equipo dirigido entonces por Mauricio Pellegrino, lo que llevó a un total desencuentro con el técnico argentino, quien interpretó aquella maniobra como una injerencia en su método y trabajo diario. Fue un momento de una cierta tensión entre el preparador que llevó al Deportivo Alavés a la final de Copa del Rey, el director deportivo y los técnicos croatas que llegaron de la mano de Haritz Querejeta. Para entones más de un responsable directivo albiazul comenzaba a darse cuenta que la aportación de Dinko Jelicic al fútbol base y el trabajo de metodología dejaba bastante que desear.

Al inicio de la presente temporada se reunió de forma periódica con todos los entrenadores del fútbol base albiazul para concretar una idea de juego común y planificar las sesiones de entrenamiento y los sistemas a emplear en los partidos. Pero luego cuando eso ha tenido que llevarlo a la práctica al responsabilizarse del División de Honor Juvenil no se ha visto por ningún lado. Incluso los primeros encuentros los dirigió sin tener el título de entrenador necesario, tal y como denunció este periódico el pasado mes de octubre. Fue Endika Gabiña quien puso su carnet para cumplir con la normativa. Con el paso de las semanas la sintonía entre el técnico y dicho grupo juvenil fue reduciéndose considerablemente. La forma de entrenar no era la adecuada y los jugadores no estaban para nada satisfechos. Muchas explicaciones de Jelicic a las que se añadían las que tenía que dar su intérprete con lo que se ralentizaba mucho el ritmo de trabajo.

Pese a ello semanas antes fue propuesto por el propio director general para sustituir a Aitor Orueta cuando fue cesado del filial albiazul el pasado mes de octubre, algo a lo que Sergio Fernández no accedió. De nuevo aparecieron las fricciones cuando el nombre del preparador balcánico se puso encima de la mesa para desempeñar una función relevante. Ahora coge las riendas del NK Rudes sustituyendo a Iñaki Alonso. Está por ver quién se hace cargo del tercer equipo albiazul a partir de ahora. A tenor de lo visto, no parece que por Ibaia le vayan a echar de menos a Dinko Jelicic. Excesiva controversia entorno a una misma figura. Varias personas queriendo imponer su idea y a sus afines poniendo en cierto peligro el desarrollo de la cantera del Alavés, que tan buenos réditos venía dando en temporadas precedentes.