Vitoria - El gol era el principal problema que el Deportivo Alavés había evidenciado a lo largo de toda la temporada, pero el desembarco de Abelardo Fernández en el banquillo vitoriano ha cambiado por completo esa tendencia de sequía que el equipo venía arrastrando desde su concepción. De los siete goles que había celebrado en las trece primeras jornadas a festejar cinco en los dos partidos del asturiano al frente del banquillo. De una media de 0,54 dianas por encuentro, a una de 2,5 en este par de comparecencias. Y eso que ante el Las Palmas se fallaron ocasiones clamorosas ya con el 2-0 en el marcador en un duelo en el que el resultado debía haber sido mucho más abultado. Es evidente que el actual promedio de la mano del nuevo técnico es del todo insostenible como insostenible era la tendencia anterior. Con el tiempo, el objetivo es encontrar una línea de equilibrio que se encuentre más cercana a la segunda cifra que a la primera. Y, para valorar esa tendencia, mañana se presenta un examen de máxima envergadura ante el muro que ha erigido de nuevo el Atlético de Madrid.

Tras buscar alternativas hacia un juego más vistoso con escaso éxito, Diego Simeone ha recuperado la esencia máxima del cholismo con el que el Atlético ha vuelto a ser un grande. Los rojiblancos se han llevado un mazazo muy serio -sobre todo desde el punto de vista económico- con su eliminación en la primera fase de la Liga de Campeones, pero todos los contemplan como grandes favoritos a alzarse con la Liga Europa. Un equipo letal en el sistema de eliminatorias también parte como claro aspirante a una Copa del Rey que es gran objetivo del club al jugarse la final en el nuevo estadio Wanda Metropolitano. Y su inquebrantable consistencia les convierta también en alternativa al título liguero al no haber perdido ni un solo partido en todo el curso, acumulando ya una vuelta entera -diecinueve partidos, desde el 25 de abril- sin conocer la derrota, lo que supone su récord histórico.

Oblak y sus pretorianos Simeone ha vuelto a sus orígenes tras experimentar con un fútbol más alegre pero que no le dio tanto rendimiento. No se puede decir que sea vistoso al espectador neutral, pero los colchoneros están encantados con su gurú. Un sistema defensivo férreo con un dibujo 4-4-2 en torno a uno de los mejores porteros del mundo, Jan Oblak, hacen de los rojiblancos el equipo que menos goles ha encajado de Primera División junto al Barcelona, con solo siete tantos recibidos (solo uno en los últimos cinco encuentros).

El preparador argentino ha optado por recuperar lo que mejor le ha funcionado a la espera de la guinda que supondrán las incorporaciones en enero de Vitolo y, sobre todo, de un Diego Costa que quiere rememoran en el Metropolitano sus días de gloria en el Vicente Calderón. Un equipo sólido en defensa, que apenas concede ocasiones a sus oponentes, que cuenta con un guardameta de élite para salvar los apuros y que no deja que el rival se sienta a gusto en ningún momento. En el plano de la destrucción y los conceptos tácticos -diferentes variantes de presión, ayudas, generación de ventajas en defensa, sacrificio y despliegue físico-, casi nadie está a su altura en el Viejo Continente. Todo ello adornado con la verticalidad y el juego directo explotados a la perfección con una pegada sensacional. Un equipo que con una mano ahoga al rival, mientras que con la otra se dedica a golpearlo.

Presionar, correr y rematar Ante el equipo que mejor defiende, el Alavés tratará de exponer su mejoría ofensiva de los últimos partidos. Ha apostado Abelardo por un concepto bastante diferente al habitual en Primera División, con jugadores de enorme movilidad en vanguardia que tratan de aprovechar su calidad técnica y velocidad. La explosión del tramo final del partido en Girona fue seguida de una catarata de ocasiones ante el Las Palmas. Tuvo más gol El Glorioso en esos dos encuentros y una de las razones principales fue que buscó con mucho más ahínco la portería rival.

Al Atlético no resultará sencillo generarle ocasiones, por lo que la efectividad se presenta como factor determinante. Un factor en el que se rozó el pleno en esos veinte minutos mágicos finales de Montilivi, pero que se echó de menos para abultar más el marcador ante el Las Palmas. El de Simeone se trata de un estilo completamente distinto al que se vio el pasado viernes en Mendizorroza con el Las Palmas, pero, seguramente, Abelardo apostará de nuevo por ceder el balón a un equipo que no suele encontrarse cómodo con la posesión. De nuevo, presión, verticalidad y velocidad se presentan como armas que utilizar para tratar de hacer daño a la defensa rojiblanca y tratar de perforar la portería de Oblak en busca de nuevos puntos que sumar al casillero.