Vitoria - Cuatro partidos le ha costado a De Biasi dar con la tecla. Tres duelos de Liga (Levante, Real Sociedad y Betis) y uno de Copa (Getafe) como laboratorio para terminar de perfil un once con el que sentirse a gusto. Esa solución se intuye que pudo llegar ayer ante el Valencia, cursiosamente un rival durísimo, al que sometió durante muchos minutos con una puesta en esceba y una presión encomiables. Le faltó pegada al equipo y le sobro bisoñez en las dos acciones que le costaron sendos goles, pero la sensación generalizada es que el Alavés mereció mucho más y que a pesar de lo que se pueda pensar dada su actual posición en la tabla, está vivo. La última apuesta de De Biasi colocó a un debutante como Diéguez en la retaguardia, introdujo a un portento físico como Wakaso en la medular y fijó a Christian Santos como 9 de referencia, liberando a Munir de esa carga y dejándole campar a sus anchas por esos últimos 30 metros donde tan bien se desenvuelve. Como consecuencia de ese nueva demarcación, el madrileño volvió a disfrutar sobre un campo de fútbol y gozó de las ocasiones más claras del partido. Al filo del 75’ se quedó sin gasolina y De Biasi lo cambió por Bojan. Tampoco el resto de debutantes defraudó las expectativas y eso que a alguno como Santos se le miraba con lupa. El venezolano no dispuso de ninguna ocasión clara pero ofreció trabajo a destajo, fijó e incomodó a los centrales y mantuvo un buen juego de espaldas. - A. Goñi