vitoria - Cuatro puntos de dieciocho posibles y ser colista del grupo han sido motivos suficientes para que el Alavés haya decidido despedir también de su cargo al entrenador de su equipo filial, Aitor Orueta. Tal y como ya sucediera hace unas semanas con Luis Zubeldía en el primer equipo, el cambio en el banquillo de su filial ha sido fulminante y Orueta abandona la entidad albiazul después de cuatro temporadas y tres meses. De nada le ha servido en este tiempo lograr lo que el pasado curso hizo con el conjunto nodriza al que a punto estuvo de ascender a Segunda B ni tan siquiera el aval de conocer la casa como nadie. Tampoco sus amplios conocimientos futbolísticos y un maravilloso don de gentes con los chavales de la cantera le han valido para que los responsables de la dirección deportiva, Sergio Fernández y Mikel González, hayan tenido más paciencia. El domingo pasado, el cuadro vitoriano perdió en Zubieta ante la Real Sociedad B (3-2) y horas después, analizando la situación con el propio entrenador, se produjo el desenlace. Como siempre ocurre en estos casos, el Alavés pensó que el cambio era la mejor opción y ayer se precipitó el despido. En esta ocasión, los resultados han primado por encima de las circunstancias y en ese sentido no se ha querido tener en cuenta los numerosos cambios que se han dado en la plantilla durante el verano -con la consiguiente falta de acoplamiento- o los problemas burocráticos para tener la ficha de jugadores llamados a tener un peso importante dentro del equipo. Y es que sólo once futbolistas continúan del ejercicio anterior. Pese al gran curso que completó el filial el año pasado, el cambio de caras este año ha sido notable. Cierto es que en algunos casos era lo que tocaba por edad, aunque en otros casos el criterio deportivo ha dejado mucho que desear a tenor de la supuesta calidad de los que les han sustituido. Nada menos que 14 nuevas fichas y en algunos casos con una intrahistoria de por medio singular... Dos de ellos, Carrasco y Relu, cedidos al Novelda y Trivalvalderas, y ahora, con la llegada de todos los papeles del brasileño Gabriel, los responsables del fútbol base deben dar una baja porque ya tienen las 22 fichas cubiertas.

Orueta ha tenido que lidiar también con los desajustes de configuración en la plantilla de este curso. Así, hace un par de jornadas tuvo que colocar, en ausencia del lesionado Martín, a Roger como lateral derecho cuando es izquierdo, mientras que el pasado domingo en Zubieta ocupó esa demarcación Huete, un mediocentro que a veces juega de central. Son sólo dos ejemplos de una planificación cargada de errores donde, entre otros, el ya extécnico del filial ha tenido a sus órdenes en pretemporada a casi una treinta de futbolistas y soportado las directrices de arriba que ya recibió el pasado curso y que ha vuelto a sufrir en la presente temporada a la hora de poner o quitar a uno u otro jugador en función de diferentes intereses.

un señor en la despedida Con su salida del club -el técnico quiso agradecer y despedirse a través de una carta de compañeros como Zubillaga, Endika, Ibon, Amaia, Juanma, Fito, Barbero, Ibai, Adri, Ángel o Gaisán, fisios, delegados e incluso a todos los chavales de la quinta de 2000 y sus familias-, está por ver ahora si su sustituto continúa trabajando bajo las mismas circunstancias. La apuesta del club en ese sentido es Igor Oca, hasta ahora responsable del División de Honor Juvenil. El vizcaíno ha llegado este verano al organigrama de Ibaia desde el Atlético de Madrid. Su puesto será responsabilidad desde hoy mismo de Dinko Jelicic, encargado hasta ahora de la metodología del fútbol base albiazul.