Proyecto nuevo. En poco se parece el Alavés de la temporada 2017-18 a su anterior y brillante versión. Tanto el entrenador como varios de los mejores jugadores se han ido, llegando Luis Zubeldía al banquillo y, de momento, trece fichajes.
Mismo objetivo. Repetir los excepcionales registros de la pasada campaña, con mención especial para la final copera, parece prácticamente imposible, pero el único objetivo alavesista no es otro que asegurar de nuevo la permanencia.
Vitoria - Casi tres meses han pasado desde que el Deportivo Alavés disputara la segunda final de su historia el 27 de mayo en Madrid. Una eternidad para muchos, muy poco para otros. Las varas de medir el tiempo son muy diferentes dependiendo de cada persona, pero lo que es seguro es que todos y cada uno de los alavesistas que en los últimos años vienen gozando con este equipo están ansiosos por ver el balón rodando de nuevo en una temporada en la que El Glorioso tiene el único objetivo de asentarse en Primera División e ir solidificando los cimientos de un proyecto que a medio plazo busca la consagración en la élite de la entidad del Paseo de Cervantes. Permanencia vuelve a ser la palabra en boca de todos, el objetivo único e ineludible de este colectivo que ha de olvidar las ínfulas de la última campaña y prepararse para acometer un nuevo curso que, casi con total seguridad, no resultará tan agradable como el anterior. Un Alavés que en poco se parecerá a su última versión, dada la enorme renovación a la que de nuevo se ha visto sometido, pero que inicia el curso con el mismo objetivo de seguir asentado en la máxima categoría.
Repetir el éxito de la pasada temporada es prácticamente imposible y dicha premisa deberían tenerla clara de partida del primero al último de los alavesistas. Hace un año a estas alturas todo eran dudas, pero el buen trabajo del equipo propició un año redondo con una salvación inesperadamente cómoda y la guinda de la final copera. Cabe esperar que, en la campaña que ahora va a comenzar, por el camino vayan apareciendo muchas más espinas, ya que también parece bastante improbable que se repita el gran número de equipos que rindieron en un nivel muy por debajo del previsible.
Al desempeño del Alavés de Pellegrino no hay que quitarle ni un ápice de mérito, pero el nivel de la última temporada en Primera estuvo lejos de ser boyante. La competencia no se puede decir que fuese feroz, ni mucho menos. Muchos equipos defraudaron largamente las expectativas, mientras que otros ni siquiera llegaban al nivel mínimo para estar en la máxima categoría, una cuestión que acabó salvando a los menos malos. Todo hace indicar que la permanencia estará mucho más cara a partir de ahora.
Todo incógnitas Esta versión del Alavés se parece a la anterior en las dudas. Hace un año, el vitoriano era un equipo recién ascendido que cambió toda su estructura deportiva, confiando en un nuevo entrenador y en una plantilla que sufrió una profunda remodelación. Los mismos parámetros se pueden aplicar en estos momentos, después de un exitoso curso de regreso a Primera que no ha tenido continuidad durante una segunda temporada. Luis Zubeldía, sin experiencia alguna en Europa, asume el relevo de su compatriota Mauricio Pellegrino con el reto de conseguir, como hizo su predecesor, hacer grupo cuanto antes de un bloque de jugadores con muchas caras nuevas -trece fichajes hasta el momento y aún quedan al menos otros tres más- para comenzar a sumar rápidamente esos puntos que vayan poniendo el camino hacia los algo más de cuarenta que suelen precisarse para mantener la categoría.
Vuelve a ser El Glorioso un equipo de incertidumbres. Todo lo que tan bien funcionó el año pasado ha quedado desmontado. La figura de Pellegrino, fundamental para entender el éxito, ha desaparecido, de la misma manera que pilares extraordinarios del anterior proyecto como Llorente, Theo, Deyverson, Femenía, Camarasa, Edgar, Toquero, Feddal o el ahora lesionado Laguardia. La columna vertebral ha perdido casi toda su esencia y el papel prioritario de Zubeldía es reconstruir el bloque.
Manu García mantiene invariable la esencia del alavesismo. En el capitán se resume la historia reciente de este club. Hasta el último minuto del último partido. Pelear, pelear y pelear. Todos a una. La continuidad de Pacheco aporta seguridad en la portería, veteranos como Ibai Gómez y Alexis o un gran descubrimiento como Ely demostraron su capacidad para aportar en positivo con regularidad, mientras que a jugadores que cumplen su segundo año en Vitoria -Vigaray, Torres, Krsticic, Katai, Romero, Sobrino y Santos- se les exige un incremento en su rendimiento con respecto al curso precedente.
El salto de calidad lo tendrán que dar la multitud de caras nuevas que ha desembarcado en el estadio del Paseo de Cervantes. Y los por lo menos tres que aún quedan por llegar, que tienen que ser determinantes. Para reforzar la portería ha llegado Sivera; en defensa, Maripán, Diéguez, Héctor y Duarte cubren las salidas; en el centro, Wakaso aportará músculo y Pina calidad; en la mediapunta, el talento abunda con los Burgui, Pedraza y Enzo; mientras que en punta se esperan refuerzos al haber llegado solo Demirovic.