Vitoria - Solo quedan diez días para la final de la Copa del Rey y Mauricio Pellegrino se seguirá guardando en la manga el particular as que en estos momentos supone la única duda de cara al duelo con el Barcelona: la disposición táctica de su equipo sobre el césped del Vicente Calderón. El entrenador del Deportivo Alavés ha utilizado como sistema de base el 4-2-3-1, pero en algunas ocasiones también ha recurrido a una línea de tres centrales para dibujar un 5-4-1. Precisamente, ese esquema fue el utilizado en el primer compromiso liguero disputado contra el Barça, aunque lo cambió en un partido de vuelta que tampoco hay que tener en mayor consideración. Hasta apenas sesenta minutos antes de la final, no se resolverá la duda capital del alavesismo.

Pellegrino ha sido mucho de dar pinceladas por aquí y por allá y llegó a sorprender con algunas disposiciones, sobre todo en el arranque del curso. Una de ellas, precisamente en la visita al Camp Nou, cuando arrancó el encuentro con un 5-4-1 que no había enseñado hasta esa fecha y que acabó resultando letal para los blaugranas. Tanto que hasta el propio Luis Enrique reconoció ante los medios que no habían ensayado semejante contingencia. En la vuelta, justo tras la clasificación para la final copera, el técnico argentino refrescó a su equipo casi al completo y recuperó su sistema de cabecera, aunque el resultado fue nefasto. Las dos opciones rondarán durante todos los días venideros su cabeza. Cada una con sus ventajas, cada una con sus inconvenientes.

tres para una plaza El sistema habitual 4-2-3-1 ofrece un centro del campo muy poblado y la posibilidad de desarrollar con dos elementos la habitual presión adelantada con dos jugadores sin miedo a quedar en inferioridad clara en la zona ancha. La contrapartida viene marcada por la presencia de menos elementos en zona defensiva y, sobre todo, por el riesgo que existiría cuando los laterales se lancen el ataque.

Siempre teniendo en cuenta la recuperación a tiempo de Víctor Laguardia -se espera que pueda disponer de minutos ante el Leganés para entrar en ritmo competitivo-, la única duda si el técnico albiazul opta por este sistema estaría en el extremo derecho. En el once de gala, el que no conoce la derrota esta temporada, Gaizka Toquero ha sido el titular, pero la alternativa de Edgar siempre ha estado ahí y fue el tinerfeño quien precisamente determinó la clasificación para la final. El primero ofrece mayor experiencia, capacidad de sacrificio y potencial en el juego aéreo, mientras que el segundo cuenta con mayores recursos en el desborde y la definición.

Si finalmente triunfa la alternativa del 5-4-1, precisamente el extremo derecho es el que tiene más opciones de ser el sacrificado para dar entrada a un tercer central que complemente a Laguardia y Feddal, quienes parecen indiscutibles. El sensacional tramo final de curso de Ely puede conducir a esta opción en la que el brasileño parece haber adelantado claramente a Alexis.

Este sistema dificultaría la salida de Camarasa a la presión adelantada y generaría problemas posicionales con el propio jugador valenciano, que tendría que jugar escorado a una banda y también llevaría asociada una soledad de Deyverson mayor que de costumbre. En el lado positivo, se llenaría de piernas la zona frontal del área con la presencia de tres centrales, el juego por arriba sería muy poderoso y, sobre todo, los laterales tendrían una mayor libertad para salir hacia el ataque al haber más futbolistas situados en posición de retaguardia.

una convocatoria compleja Los Pacheco, Femenía, Laguardia, Feddal, Theo, Llorente, Manu García, Ibai Gómez, Camarasa y Deyverson parecen fijos en una alineación a la que solo debería bailarle un nombre, que dependerá en gran parte de la elección del sistema de juego. Toquero o Edgar con el 4-2-3-1 o, en su detrimento, Ely en el 5-4-1.

Más complicaciones ofrece la confección de una convocatoria en la que, si no se produce ninguna lesión en este tiempo que queda hasta la final, Pellegrino tendrá que realizar hasta cinco descartes. Una cuestión, la de elegir al jugador que se queda en la grada, que nunca es sencilla, pero que se hace aún más complicada en el caso de una final de la que todos los futbolistas quieren formar parte. Otra de las incongruencias de un deporte que en su reglamentación impide a los equipos utilizar todos sus recursos.

El preparador alavesista, además del segundo portero Ortolá, siempre se suele guardar en la recámara un lateral, un central y un pivote. Vigaray, Ely o Alexis y Torres parecen los destinados a esas tres posiciones, con escasas opciones para Raúl García y Krsticic. Más problemas habría en zona ofensiva, donde el técnico argentino tendría que elegir a tres jugadores -o cuatro en el caso de prescindir de uno de los dos defensas- entre Romero, Katai, Sobrino, Santos y Edgar o Toquero. Lo que es evidente es que, en un partido que todos quieren jugar, será imposible que todo el vestuario esté satisfecho.