Vitoria - El animal más poderoso de la sabana, el león rojiblanco, se topó ayer con la astucia y capacidad de supervivencia de un depredador de un calibre muy inferior como el zorro albiazul. El Deportivo Alavés supo resistir las dentelladas que el Athletic le lanzó en una primera parte excepcional en la que el cuadro vitoriano hubo que pasar muchos minutos resguardado en su madriguera sin apenas opción de escapar al acoso. Pero el escenario de la pelea varió en el segundo acto, cuando, haciendo gala de velocidad, agilidad y puntería, a través de la magnífica zurda de Theo asestó un zarpazo mortal que resolvió el derbi. En medio de un encuentro trabado, lleno de encontronazos, de rifirrafes y por muchos momentos más embarrado que preciosista, el zorro albiazul fue capaz de cazar al león rojiblanco, rompiendo de esta manera con la trayectoria histórica de estos duelos vecinales, tan caros a los intereses vitorianos y que, por ello, se celebró como la ocasión merecía en un Mendizorroza completamente desatado con el triunfo.
Recuperó Pellegrino un once muy reconocible tras el premio a los menos habituales en el Benito Villamarín, con los dos únicos detalles con respecto a la alineación de referencia de la presencia de Ely en sustitución del lesionado Laguardia y de la entrada de Edgar en el extremo derecho en detrimento de Toquero, una pugna entre dos jugadores que podrían jugarse una plaza en el equipo que el 27 de mayo salga de inicio en el Vicente Calderón si no se opta por los tres centrales.
Como cabía prever, el Alavés no le iba a perder la cara al derbi como no lo había hecho en ninguno de los partidos precedentes a pesar de que hace tiempo que clasificatoriamente se juega muy poco. Así, el partido nació intenso, de toma y daca y golpes cruzados de tanteo. Aduriz probó primer los reflejos de Pacheco y acto seguido fue Ibai Gómez el que lo intentó desde la frontal. Y, como salsa a esa intensidad, piques entre jugadores con Raúl García y Deyverson en medio de todos los fregados y una grada encendida. Un derbi a la antigua usanza y en estado puro.
mucho sufrimiento La tensión le ganaba la partida al fútbol por muchos momentos, pero como el balón iba de un lado a otro a toda velocidad las ocasiones se iban sucediendo. Voleaba Edgar a las nubes y acto seguido Femenía y Pacheco salvaban los muebles ante Raúl García y Aduriz, mientras que la réplica se la guardaba Ibai con otro remate desviado y la contrarréplica la daba Aduriz de nuevo para después disparar Beñat al palo y el punta errar de nuevo de manera inexplicable. Un pim, pam, pum apasionante en el que solo fallaba el acierto, aunque con el Glorioso sufriendo cada vez más ante la avalancha rojiblanca. Tras unos compases de zozobra, los albiazules consiguieron recomponerse antes del descanso para aguantar las tablas cuando bien podrían haber naufragado ante la insistencia bilbaína.
En el arranque del segundo acto, volvió a disfrutar el Athletic del juego que más le gusta. Con Beñat inusualmente cómodo, los rojiblancos encontraban espacios con excesiva facilidad y vivían instalados en la frontal del área vitoriana, aunque, de momento, les seguía fallando la definición. Mientras, el Alavés resistía como podía y su peligro llegaba en las salidas a la contra.
theo, a la escuadra De una galopada de Femenía que Kepa despejó de puños llegó un saque de esquina en el que el balón le acabó llegan a Theo en el pico del área. Zapatazo del galo, un misil tierra-escuadra para enardecer Mendizorroza.
Si la tensión sobre el césped ya se podía cortar, a partir de ese momento el terreno de juego pasó a cuadrilátero con los protagonistas por todo conocidos metiendo de lleno los dos pies en el barro. Provocaciones, golpes, caídas, Martínez Munuera templando gaitas como buenamente podía... Pocos partidos habrá en Primera tan complejos emocionalmente como el que estos dos equipos han protagonizado esta campaña. Y, en esa refriega, curiosamente el que más cómo estuvo fue el Alavés, que incluso tuvo la sentencia en las botas de un recién ingresado Sobrino que le dio chispa a la ofensiva.
Se metió de lleno el partido en un final infartante por lo apretado del marcador y la tensión vivida, pero los depósitos habían entrado ya en la zona roja de la reserva y las fuerzas eran muy limitadas. Ni siquiera sufrió el Alavés ante los centros colgados al área del Athletic y Mendizorroza acabó explotando con el triunfo en el derbi, viendo al león cazado por el zorro.
Resistir y golpear. El Alavés es uno de los pocos equipos que le pueden plantear un cara a cara a pecho descubierto el Athletic y ayer lo demostró de nuevo. No rehuyó el contacto, aunque le faltó un mayor control sobre el centro del campo en la primera parte para no sufrir tanto. Los albiazules sufrieron resistir las embestidas rojiblancas, tuvieron puntería para adelantarse y desde el 1-0 fueron mejores.
Los partidos en el barro y de mucha pelea son en los que mejor se maneja el brasileño, que fue el clavo ardiendo al que se agarró el Alavés para resistir Ganó todos los duelos por arriba.
Sufrió un fuerte golpe en los primeros compases que le condicionó durante todo el partido. Se echó de menos su ayuda en la presión en el centro y arriba estuvo deslavazado.
1
0-1, minuto 53: Theo. Saque de esquina que llega hasta el borde izquierdo del área y Theo saca un zurdazo potente directo a la escuadra.
Amonestó a Balenciaga (minuto 14), Deyverson (minuto 36), Muniain (minuto 41), San José (minuto 56) y Laporte (minuto 84).