VITORIA - En plena era de las telecomunicaciones como motor en todos los ámbitos, también la preparación física de los equipos se ve afectada por la irrupción de todo tipo de dispositivos que tienden a facilitar la tarea. “La gran diferencia es que ahora la preparación se lleva más a juegos con balón en espacios reducidos, frente a hace unos años que se fundamentaba más al atletismo”, puntualiza Mikel Parra, responsable de poner en forma al conjunto femenino del Aurrera de Segunda División. En sus años dedicados a este cometido ha sido testigo de la evolución y de cómo se ha pasado de los clásicos cronómetros a los pulsómetros y ahora la más moderna versión con los chalecos inteligentes aunque para ello se necesita un buen colchón económico, “ya no para poder tener al alcance los de 1.500 euros, sino para poder tener los más económicos que han salido por cerca de los 200”, comenta resignado. Valora sin embargo su utilidad porque gracias a ellos es capaz de tener sobre su mesa los datos de todas las jugadoras y marcar junto al cuerpo técnico las pautas del trabajo para obtener el “mejor rendimiento y saber hasta dónde puede llegar cada jugadora”.
Sin embargo, y a pesar de la amplia batería de datos que generan, continúa marcando Parra una clara diferenciación entre los datos obtenidos en los entrenamientos con los de la competición. “Es complicado llegar a poder a reproducir en un entrenamiento las mismas condiciones y datos que en un partido”, argumenta. “Si quieres tener los datos de, por ejemplo, unos laterales en cuanto a subidas por las bandas, tienes que repetir esas acciones también en los entrenos para saber la respuesta y hasta donde puede llegar el jugador”, fundamenta Mikel Parra con los dispositivos en sus manos.