El Deportivo Alavés sufrió en Sevilla su segunda derrota de la temporada, pero volvió a evidenciar que es un equipo tremendamente competitivo al que hay que golpear y golpear para enviar a la lona. Y, cuando se consigue, hay que seguir golpeándole para que no se levante de nuevo. Pero, incluso, en tardes como la de ayer ni siquiera el potencial de un rival poderoso como el equipo de Jorge Sampaoli es suficiente. Las circunstancias externas condicionaron por completo a un Glorioso que bien pudo haber puntuado en el Sánchez Pizjuán, pero que se topó con dos lesiones demasiado pronto y un Mateu Lahoz que miró para otro lado y no quiso castigar un penalti clamoroso. Sin apenas fuerzas tras una segunda parte de resistir y resistir, en el tiempo de descuento, como en Valencia, se escapó un punto que parecía ya atado.

Pellegrino sacó a relucir de nuevo una pizarra plagada de recursos y recuperó los cinco defensas que utilizó con éxito contra el Barcelona. Mucha gente en zona central para contrarrestar la presencia de muchos jugadores del Sevilla, dos laterales de largo recorrido para subir las bandas y la amenaza constante para salir al contragolpe buscando a Edgar.

Precisamente a la contra sorprendió el cuadro albiazul al Sevilla en una salida fulgurante en la que de nuevo funcionó la conexión entre Camarasa y Edgar. El pase en profundidad del valenciano rompió el fuera de juego, pero en el mano a mano ante Rico ajustó el tinerfeño demasiado y su disparo se fue al palo.

El cuadro de Pellegrino fue capaz de contrarrestar a la perfección la talentosa amenaza sevillista con esa acumulación de efectivos por delante de la línea del área que propició un ritmo extremadamente lento, pero no sin llevarse algún susto. Así, tras una pérdida de Theo cuando Laguardia había subido metros a punto estuvo de aprovecharse Nasri, cuyo remate se fue desviado por poco.

El Glorioso estaba perfectamente asentado, con su rival maniatado, pero la tarde comenzó a torcerse con dos lesiones en apenas tres minutos que llevaron a Femenía y Torres al banquillo, a Pantic y Krsticic al campo y quemaron dos cambios que iban a ser muy necesarios en la segunda parte teniendo en cuenta la acumulación de esfuerzos y la elevada temperatura reinante en la capital hispalense.

El control pasó a ser prácticamente absoluto por parte del equipo de Sampaoli, pero el peligro lo ponía el cuadro vitoriano con sus arrancadas. Así, provocó varias faltas peligrosas al borde del área, aunque el nudo en la garganta del Sánchez Pizjuán lo puso Deyverson con un duro remate que se marchó fuera. Las tablas mandaban al descanso.

Arrancó el segundo acto con una clamorosa mano de Escudero en un intento de control que Mateu Lahoz no castigó con penalti al interpretar, erróneamente, que la tenía pegada al cuerpo. Las protestas de Pellegrino, que en el banquillo, cuando se siente perjudicado, pierde esa pausa que le caracteriza, se escucharon en todo el estadio.

Fue la única aparición alavesista en el arranque de un segundo acto en el que el Sevilla protagonizó un monólogo. El equipo vitoriano volvió a sufrir los mismos problemas que en Valencia, al no poder sacar el balón con claridad. A la recuperación le seguía de manera inmediata la pérdida, por lo que el balón no abandonaba la zona de peligro ante la cada vez mayor amenaza del cuadro local, que comenzó a probar los reflejos de Pacheco con insistencia, con el extremeño respondiendo con la seguridad habitual.

Perdía el Sevilla por lesión a Nasri y Vietto y el colegiado también se veía obligado a retirarse con problemas musculares para que le sustituyese el cuarto árbitro, Hernández Maeso. Pero justo antes vieron los de Sampaoli la luz en una acción en la que fortuna y genialidad se asociaron. Un taconazo de Ganso ante el riesgo de perder el balón ante la presión dejó solo a Ben Yedder, que abrió el marcador en el minuto 74 de disparo cruzado.

La victoria sevillista parecía hecha ante un rival agotado, pero este Alavés tiene una capacidad sobrenatural para sacar fuerzas de flaqueza de donde no queda absolutamente nada. Sin necesidad de atosigar al rival, en un saque de esquina conseguía la igualada Laguardia. Parecía ya el empate el resultado definitivo, pero de nuevo el tiempo de descuento resultó letal. Los albiazules estaban protestando un derribo a Deyverson cuando Vitolo se encontró una autopista por la izquierda para ceder el servicio a un Ben Yedder que ejecutó a la perfección el 2-1 y acabó con la resistencia de un Glorioso excesivamente condicionado por lo ajeno.

De más a menos. El argentino consiguió cortocircuitar una vez más al rival con un planteamiento maravilloso, pero las lesiones marcaron mucho el desarrollo del partido al perder dos cambios con más de una hora por jugarse. No se aprovecharon las opciones de correr en la primera parte y en la segunda el equipo apenas salió del borde del área, aunque tras el 1-0 de nuevo fue capaz de empatar.

Como viene siendo costumbre a domicilio, le tocó trabajar a destajo y lo hizo una vez más con solvencia. Se llevó dos goles en los que nada pudo hacer, pero salvó unos cuantos.

El serbio disfrutó de sus primeros minutos como alavesista al sustituir al lesionado Femenía y, tras empezar como central, tuvo muchísimos problemas como lateral derecho.

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1-0, minuto 74: Ben Yedder. Ganso sale de la presión con un taconazo con el que deja solo a Ben Yedder, que bate de disparo cruzado a Pacheco.

1-1, minuto 84: Laguardia. Saque de esquina que peina en el centro Pantic y en el segundo palo aparece el maño para rematar desde el suelo. 2-1, minuto 91: Ben Yedder. Gran internada de Vitolo por la izquierda y su servicio lo remata de tacón el delantero francés.

Amonestó a Mercado (minuto 33), Theo (minuto 37), Alexis (minuto 42), Llorente (minuto 65), Raúl García (minuto 78), Manu García (minuto 82), Edgar (minuto 89) y Mariano (minuto 96).

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