VITORIA - La sucesión de incorporaciones al Alavés no se detiene y la siguiente ficha en sumarse al mecano albiazul es Víctor Camarasa que procede del Levante y jugará cedido una campaña. Será la decimoquinta incorporación a la plantilla y octava cesión que logra la dirección deportiva. Sergio Fernández ha ahondado en el caladero del Levante y desde la entidad granota vuelve a pescar una nueva pieza después de tener ya en las redes a Zouhair Feddal y lograr el préstamo de Deyverson. El centrocampista Víctor Camarasa va a completar la terna de jugadores arrebatados al Levante tras caer a la Segunda División los valencianos.
Después de un verano en el que la salida de Camarasa del Levante se había convertido en un serial interminable, el Alavés ha irrumpido en escena a última hora para dar un golpe de mano y convertirse en el nuevo destino del jugador. Durante muchas semanas ha tenido todo resuelto para recalar en el Espanyol de Quique Sánchez Flores pero la falta de acuerdo entre ambas entidades sobre la cantidad en la que cerrar el traspaso ha dado al traste con la operación. Los catalanes ofrecían dos millones de euros y la inclusión de algún jugador para abaratarla, pero el Levante quería una compensación económica más elevada por un jugador que aún tiene firmadas tres temporadas más.
Por ese resquicio ha entrado el conjunto albiazul para lograr la cesión de Camarasa e incorporar más potencia y fortaleza física al centro del campo. Ofrece el Alavés medio millón de euros por permitir al jugador competir en Primera División el curso que viene, frente a los 200.000 que ponía el Espanyol en la mesa como su mejor oferta para lograr la cesión del jugador.
Víctor Camarasa, de 22 años, es un centrocampista de corte defensivo que destaca por su corpulencia y envergadura, de 1,83 metros, que utiliza para taponar y entorpecer las acometidas del rival. Su virtud está en el juego de contención aunque no está exento de esas gotas de calidad para ser el primer punto de apoyo y salida en la creación de juego del equipo para ofrecerse a los compañeros y hacer llegar el balón a los hombres creativos y encargados de organizar las acciones. Ese es el juego característico de Camarasa que, en el curso del descenso del Levante, disputó 21 encuentros y superó las barrera de los 2.000 minutos en la Liga Santander sin poder evitar la pérdida de categoría.
Fue precisamente esa circunstancia la que empezó a torcer su relación con los gestores del Levante y que ha desembocado en su cesión al Alavés. El jugador no entra en los planes del técnico Juan Ramón López Muñiz y permanece totalmente al margen del resto de compañeros hasta el punto de que no entrena con el grupo y no ha disputado ninguno de los encuentros de preparación de este verano.