Vitoria - El Deportivo Alavés se quedó ayer con la miel en los labios cuando había estado durante mucho tiempo rozando el cielo con la punta de los dedos. El Glorioso tuvo más de medio billete virtual a Primera División durante casi toda la segunda parte, pero justo cuando parecía que la victoria ya no se podía escapar acabó cediendo un gol al Tenerife que hizo de, una semana más, dos puntos volasen de Mendizorroza. El empate, no obstante, sirve para ensanchar en un punto más la diferencia con el tercer clasificado, pero el alavesismo se fue ayer a casa con la sensación de haber dejado escapar un tren después de haber conseguido remontar el tanto inicial de los chicharreros y de recibir una estocada cuando ya parecía tener asegurado el triunfo.
Con la ausencia de Manu García, recompuso Bordalás el 4-1-4-1 recuperando a Dani Pacheco para la banda izquierda y dejando a Juli como interior al lado de Bernardello y por delante de Mora, con Toquero en banda derecha y Barreiro en punta. Ante un Tenerife bien resguardado y que cedió la iniciativa, el cuadro albiazul se vio obligado a llevar el peso ante el riesgo de ser cazado por los espacios a sus espaldas.
El primer aviso fue visitante, con una internada por la izquierda de Suso que Nano, con todo a favor, cabeceó mal. Los mismos protagonistas repitieron pocos minutos después acción de peligro mal rematada, aunque instantes antes había tenido el cuadro local la suya cuando la zaga desbarató una buena acción de estrategia rematada por Barreiro. Precisamente a balón parado abrieron el marcador los de Pep Martí. Un saque de esquina de Lara tocado por Carlos Ruiz y, con la mayor tranquilidad del mundo y sin presión alguna en el área pequeña, Nano acertaba a la tercera.
Se le ponía completamente cuesta arriba el partido al Glorioso ante un rival que desde entonces iba a doblar su apuesta de nadar y guardar la ropa y buscó Bordalás la variación mandando a Juli a la derecha y a Toquero como segundo punta. Y ese cambio incidió en el gol del empate, aunque con fortuna, todo hay que decirlo. Una conexión fallida entre Juli y Bernardello por el carril diestro propició la recuperación de Carlos Ruiz, pero el central despejó muy mal y el balón rebotado en Vitolo le cayó al alicantino, que definió a la perfección ante Dani Hernández para igualar a los 25 minutos.
El empate se le atragantó a un Tenerife que se desconectó por completo del partido y dejó de lanzar dentelladas a la contra. Mucho más cómodo el cuadro vitoriano, siguió buscando sus opciones con más corazón que acierto y sin llegar a tener apenas presencia en el área rival en el tramo final de la primera parte. De nuevo, las soluciones ofensivas escaseaban y las llegadas no se concretaban.
Esa falta de concreción desapareció en un arranque del segundo acto en el que el Alavés se encontró con el acierto en el balón parado tras toda la segunda vuelta en largo. Con un punto de fortuna tras un saque de esquina de Raúl García que le acabó llegando en el segundo palo a Mora, cuyo remate entró tras rozar en un defensa.
A partir de ahí, el equipo de Bordalás echó mano del manual de jugar con ventaja. Piernas en el centro del campo para correr y cortocircuitar el juego del Tenerife y permanente búsqueda de la figura de Barreiro en los desplazamientos en largo. Sin apenas sufrimiento en ese tramo al cerrar a la perfección todas las posibles vías de agua, también faltó mordiente arriba para resolver. Falto de velocidad para las contras, como siempre, fue un disparo del delantero gallego al larguero la opción más clara.
Corría el reloj lento como nunca mientras que Mendizorroza ya se regocijaba atisbando el esplendoroso horizonte que al equipo se le abría por delante. Y ahí llegó el mazazo con un balón de Cristo filtrado a la espalda de Carpio en el que Nano se adelantó a Pacheco para empatar y enfriar los ánimos del estadio del Paseo de Cervantes, que se quedó con la miel en los labios cuando ya degustaba la gloria.
Oportunidad perdida. El Alavés dejó ayer pasar una ocasión de oro de dejar prácticamente encarrilado el ascenso cuando encaraba el tramo final del partido con 2-1. Un despiste defensivo dentro de un buen trabajo echó por tierra toda la labor anterior, con remontada incluida después de un mal arranque. El equipo no estuvo mal en la segunda parte, pero no fue capaz de cerrar el triunfo.
Mal principio, mal final. El Alavés falló ayer tanto en el comienzo como en el final del partido, tramos en los que encajó dos tantos que acabaron siendo definitivos. El Tenerife llevó mucho peligro en el arranque hasta marcar y volvió a percutir cuando la victoria ya parecía un hecho consumado.
Un punto más. La lectura positiva del empate hay que buscarla en los resultados de los rivales directos, ya que la tercera plaza se encuentra ahora a cinco puntos tras el tropiezo del Nàstic en su visita al Huesca. El problema es que en esa misma situación se pone el Oviedo, que fue capaz de imponerse al Numancia.
Tuvo un arranque de partido muy complicado en el que Suso le hizo sufrir, pero a partir de ahí se hizo amo y señor de su banda y protagonizó las mejores acciones ofensivas.
Partido extrañísimo el del guardameta extremeño para lo que viene siendo habitual. Tardó demasiado en tomar decisiones, sobre todo a la hora de salir, y el equipo lo pagó.
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0-1, minuto 13: Nano. Saque de esquina de Lara que baja Carlos Ruiz y el balón le llega en el área pequeña a Nano, que define absolutamente solo con tranquilidad. 1-1, minuto 25: Juli. Un mal despeje de Carlos Ruiz que rebota en Vitolo le deja el balón en ventaja a Juli, que define a la perfección ante Dani Hernández.
2-1, minuto 47: Mora. Saque de esquina de Raúl García que pelea Laguardia con un defensa, el balón le llega en el segundo palo a Mora y el madrileño empalma con el interior un disparo que entra tras rozar en otro defensa. 2-2, minuto 85: Nano. Balón de Cristo en el que Nano se adelanta a Carpio y Pacheco y mete el pie lo justo para marcar.
Amonestó a Suso (minuto 16), Lara (minuto 37), Toquero (minuto 52), Juli (minuto 67), Germán (minuto 71), Mora (minuto 76), Guichón (minuto 91) y Pelegrín (minuto 95).
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