- El Deportivo Alavés ha recuperado en las últimas semanas la mejor versión de la que ha sido una de sus armas fundamentales durante las dos últimas temporadas y media. Raúl García, el lateral izquierdo que llegó en enero de 2014 para taponar el enorme agujero en dicha demarcación, fue uno de los grandes protagonistas de la reacción del equipo para su agónica salvación en Jaén, dio un paso adelante la pasada campaña siendo uno de los referentes de una cómoda permanencia y en las últimas semanas ha recuperado esa versión demoledora que le convierte en uno de los mejores de la Liga Adelante en su demarcación. Con la potencia física ya en plenitud de condiciones, el coruñés se ha exhibido en los últimos partidos con un despliegue impresionante por su carril. Tanto que se ha convertido en una de las piezas más desequilibrantes de una ofensiva albiazul que ha encontrado en su lateral izquierdo un hombre para marcar diferencias.

Entender lo que pasa por la cabeza los entendidos de este deporte resulta tremendamente complicado. Alguna explicación existirá para que el Almería le diese en el verano de 2014 la carta de libertad a un jugador que entonces contaba con 24 años y que ya había disfrutado de minutos importantes en Primera División en una posición tan compleja y con tan pocos elementos como el lateral izquierdo. Que el club andaluz contase ya con piezas de sobra en esa demarcación no sirve para explicar que le diese vía libre para, después de media temporada de cesión, quedarse en Vitoria ya en propiedad del Alavés. Un error de cálculo monumental por parte de los rectores almerienses, que dejaron escapar a un futbolista que ya entonces había dado muestras de ser algo más que un proyecto de futuro.

Alberto López tuvo claro desde el primer momento que tenía en sus manos a un lateral izquierdo de categoría y lo convirtió en titular indiscutible. Con unas cualidades físicas excepcionales, el gallego fue la pasada campaña una de las mejores piezas de un equipo que le echó muchísimo de menos cuando se lesionó de gravedad en el tramo final del curso. Su baja, unida a la de un Toti con el que conformó una pareja extraordinaria por ese carril, coincidió con el hundimiento alavesista. Y no fue ninguna casualidad.

El defensa coruñés fue el segundo jugador más utilizado la pasada campaña, solo por detrás de Víctor Laguardia, y se destapó con dos goles. El primero, un remate sensacional desde el borde del área en la visita al Betis. El segundo, apareciendo en el segundo palo en un saque de esquina para embocar un balón que había quedado muerto en la victoria en Mendizorroza ante el Leganés. Un par de dianas -a las que hay que añadir una asistencia- que vino a reafirmar la relevancia ofensiva de un jugador que tuvo libertad para recorrer su carril y que se complementó a la perfección con Toti para conformar una asociación de lujo para Alberto. Y es que si el lateral mejoraba en el ataque las cualidades del salmantino, el trabajo del propio Toti también sirvió para tapar los problemas defensivos de un Raúl García que ha evidenciado ser mejor jugador del centro del campo hacia adelante que hacia atrás.

Esos problemas defensivos se hicieron más evidentes en el primer tramo de esta campaña. Pero todo tiene su explicación. Y, en este caso, hay que recurrir al estado físico. El desgarro muscular que sufrió en el tramo final del pasado curso fue una lesión gravísima que le impidió ejercitarse con normalidad tanto en verano como en la pretemporada. Llegó justísimo a un arranque de competición en el que su concurso era imprescindible por la ausencia de alternativas en su demarcación y esa baja forma sacó a relucir carencias que antes sus piernas tapaban.

El paso de las semanas le sirvió para ir afinando en lo físico, pero sin estar todavía en plenitud fue dejando chispazos en forma de goles determinantes. Así, se destapó como especialista en los lanzamientos de falta directa con sendas dianas en Almería y Elche. Dos tantos en la primera vuelta a los que han seguido otros dos en la segunda, ya que repitió ante su exequipo con un remate de cabeza y le marcó a Osasuna al aprovechar un rechace. A estos registros goleadores une también una asistencia, la que le dio a Pelegrín en un saque de falta para que el catalán consiguiese el tanto de la victoria ante el Mallorca.

Pero, más allá de las cifras que quedan registradas en una estadística, en los últimos partidos Raúl García se ha erigido como la principal referencia del ataque alavesista. Cada vez más cómodo dentro del equipo merced a un estado físico excepcional -al principio del curso le costaba atravesar el centro del campo al no estar todavía del todo recuperado-, el gallego recuerda cada vez más al jugador que la pasada campaña marcaba diferencias. Velocidad, capacidad para el desborde con el balón en los pies e ideas claras al llegar a zonas de peligro. El futbolista más desequilibrante en estos momentos para José Bordalás, como evidencia la exhibición que protagonizó en Córdoba. La mejor versión del coruñés ha vuelto justo en el mejor momento para un Alavés que tiene en su lateral izquierdo a uno de sus grandes referentes.