Vitoria - El Deportivo Alavés corroboró ayer que nada tiene que envidiar a los mejores equipos de la Liga Adelante cuando actúa en Mendizorroza. La parroquia albiazul aplaudió a su equipo con ganas al final del partido pese a la derrota ante el Betis. No es para menos. Cuando unos jugadores se dejan todo sobre el césped como ayer hicieron los albiazules ningún reproche se les puede hacer. Se perdió y punto. Con total injusticia. Pero este Glorioso dejó claro ayer que va a luchar hasta la extenuación por meterse en el play off. Y si consigue repetir actuaciones tan sobresalientes como la de ayer, en la que por muchos momentos apabulló al líder de la Liga Adelante, seguro que llega a los partidos decisivos con sus aspiraciones vivas. Y es que, solo falló el acierto en el remate, precisamente la virtud de la que hizo gala el cuadro bético para llevarse la victoria.

Dispuso dos cambios Alberto, que con los regresos de Juanma y Lanza volvió a apostar por el once que más confianza le inspira. No es para menos, ya que este grupo de futbolistas, con apoyos puntuales, ha sido el que ha comandado la reacción del equipo, sobre todo en Mendizorroza. Y, como venía siendo costumbre en los partidos en el estadio del Paseo de Cervantes, por mucho líder que estuviese delante, el Alavés salió a pecho descubierto a avasallar a su rival.

Tras un susto inicial con disparo envenenado de Molinero, el cuadro albiazul dio comienzo a su primera andanada. Con un despliegue físico descomunal, Juanma ejerciendo de pensador en la sala de máquinas y una tremenda presencia de futbolistas en zonas de compromiso, el conjunto vitoriano comenzó a asomarse con asiduidad al balcón del área, aunque sin llegar a definir en la combinación definitiva o a la hora de conectar el disparo decisivo.

Dominaban los alavesistas el duelo, pero ante equipos con la calidad de este Betis eso no es obligatoriamente sinónimo de algo positivo. Con tanto talento, cualquier chispazo se convierte en un incendio arrasador. Así fue, para desgracia local. Un sensacional pase de Castro al espacio a la espalda de Laguardia dio la ventaja suficiente a Molina para que se plantase ante Goitia y batiese la salida del meta vizcaíno.

Corría el minuto 14 y los de Alberto acusaron el inmerecido golpe. Durante un buen rato permanecieron los albiazules tendidos sobre la lona, incapaces de sobreponerse al mazazo sufrido. El conjunto verdiblanco dominó la posesión y marcó el ritmo, haciendo temblar a la zaga cada vez que el balón se aproximaba al área.

Por fortuna, no duró demasiado el sufrimiento. Antes del gol en contra se estaba haciendo un buen juego y el equipo apostó por recuperar esa línea. Incluso, incrementando todavía más el nivel. El dominio en el tramo final de la primera parte fue abrumador y el equipo de Pepe Mel se vio avasallado y encerrado en su área. Por la izquierda, por la derecha, por el centro. Por arriba y por abajo. En combinación y a balón parado. Fueron cerca de veinte minutos de exhibición de músculo albiazul con la portería de Adán entre ceja y ceja, pero las llegadas no se acabaron materializando en dianas, que es lo que verdaderamente cuenta, y la sensación al descanso no era otra que la de una escasa recompensa a un esfuerzo descomunal.

Con el paso de los minutos en la segunda parte, el cansancio comenzó a hacer mella hasta convertir el duelo en un partido de ida y vuelta. El Alavés no había sido capaz de sacar provecho de su enorme sacrificio y sus ataques eran cada vez menos feroces, sobre todo por la falta de frescura de varios jugadores determinantes. Comenzó a mascarse la sentencia, que llegó en el minuto 72 en una falta directa de Castro. Pero ni así se dio por vencido El Glorioso, que siguió luchando hasta que el cronómetro dijo basta. Y en diez minutos finales plenos de entrega, ya a puro corazón, tuvo el empate en sus piernas. Un gol de Toti y varias ocasiones de Barreiro que se fueron por el sumidero. Como ese punto, como poco, tan merecido.

Esfuerzo sin premio. El Alavés protagonizó un partido soberbio, en el que tuvo bajo su yugo durante muchos minutos al Betis a base de despliegue físico y un fútbol de combinación muy atractivo. El problemas estuvo en el remate, ya que el cuadro albiazul fue incapaz de tener un nivel de acierto adecuado y solo pudo marcar ya con el 0-2 en el marcador.

La clave, en las áreas. Molina y Castro demostraron que son dos de los mejores delanteros de la Liga Adelante con un tanto por cabeza, mientras que en la otra portería el decisivo fue Adán con varias intervenciones decisivas ante los remates locales.

Sin recompensa. El Alavés volvió a protagonizar un partido descomunal en el que durante muchos minutos pasó por encima del Betis, pero acabó claudicando ante la efectividad verdiblanca que le faltó en sus propias oportunidades. El cuadro albiazul desaprovechó muchas ocasiones claras y lo acabó pagando. El único reproche que se le puede hacer, su tardanza con los cambios.