Jaén ? En el último minuto del último partido. No podía escribirse de otra manera la salvación del Deportivo Alavés. Si un equipo estaba preparado para sufrir hasta el último segundo era El Glorioso, un bloque granítico capaz de mantener la fe incluso por encima del más ilógico de los entendimientos. En nueve minutos de locura se resume toda una temporada. De estar descendido, a remontar con goles de Juanma y Quiroga y sacar la cabeza del hoyo, pero solo dos minutos por culpa de un grave fallo defensivo que igualaba el duelo. Pero ahí apareció el corazón de este equipo, esa bomba de sangre y oxígeno indestructible que es la que le ha permitido al bloque albiazul sobrevivir a todo. En el minuto 93, en el último minuto del último partido de la temporada. Como siempre dijo Manu García. Casi a empujones, llevándose todo por delante. Hasta que el balón llegó a la cabeza de Guzmán. Certero. Suave. Gloriosa salvación. El equipo que siempre creyó en los milagros protagonizó ayer uno que es desde ya historia de este club con letras mayúsculas. Y es que el Alavés sigue siendo de Segunda División.
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