Vitoria - La expectación en la sala de prensa de Mendizorroza era mínima ayer a las doce de la mañana cuando se iba a celebrar el sorteo para repartir entre los 1.337 abonados que se habían solicitado entrada los 220 pases -de los cincuenta que rechazó Iraultza cuarenta han ido a los aficionados y diez más para las necesidades del club-, así que el único socio que acudió a la cita -más allá de periodistas, fotógrafos, un par de trabajadores del club y la notario, Blanca Palacios Guillén-, Constancio Salvidea, tuvo el honor de ejercer de mano inocente. "Prefiero ganar en Eibar a que me toque una entrada", decía este veterano alavesista, con 47 años de militancia y el número 73 en el carné. No fue uno de los afortunados directamente cuando salió el número 1.028 en el sorteo -los abonados pueden comprobar el resultado en la página web del club-, aunque sí que fue agraciado su hijo. "En casa mando yo, así que...", aventuró Salvidea.

Habrá que ver si al final es el padre o el hijo el que viaja el domingo a Eibar -en esta ocasión el club no organizará desplazamientos en autobús-, pero está claro que a Constancio Salvidea le gustaría asistir en directo a otra nueva página de oro en la historia alavesista. Como la que vivió en Milán, donde a punto estuvo de llevarse el balón que lanzó Téllez a la grada de San Siro. Y es que el regusto del último viaje, el que hizo a Ponferrada, es bastante amargo. Ya sea desde casa o en Ipurua, lo que tiene claro este veterano alavesista es que el triunfo es vital. "La permanencia es más importante que el ascenso".