El Deportivo Alavés presentó ayer de manera oficial a Samuel Llorca como nuevo jugador de la plantilla, de momento la única incorporación a falta de que el próximo viernes expire el plazo marcado por la Liga de Fútbol Profesional. Compareció con cierto retraso el alicantino, que valoró después las circunstancias de su llegada a Vitoria. Un "reto nuevo", dijo, para el que asegura estar preparado físicamente a pesar de la gravedad de las lesiones en ambas rodillas, que el pasado año le mantuvieron alejado de los terrenos de juego prácticamente toda la temporada. No hubo mucha más sustancia en el discurso. Fue una puesta de largo de oficio para un jugador con experiencia que tratará en la capital alavesa de no perder el tren de la Primera División. Lo trascendente ayer en la sala de prensa de Mendizorroza estaba en la presencia de Javier Zubillaga, secretario técnico y, en estos momentos, el miembro más cuestionado por el alavesismo, que en el último partido disputado en casa ante el Girona (1-1) exigió hasta en cuatro ocasiones su dimisión. Una circunstancia absolutamente anormal dentro del universo futbolístico, que históricamente siempre ha tendido a señalar más a los entrenadores y presidentes que al máximo responsable de la parcela deportiva. Pero así están las cosas a día de hoy por Mendizorroza. Trufadas de una tensión que se corta con un cuchillo a pesar del último triunfo liguero en Las Palmas donde el equipo se impuso sin mucho convencimiento.
Y de este asunto y de otros muchos dio cuenta ayer el controvertido secretario técnico, hasta la fecha el único portavoz oficial capaz de informar a la masa social sobre la actualidad albiazul. Así, por ejemplo, pudo conocerse a través de su testimonio que las gestiones encaminadas por parte de la directiva para romper el veto de la LFP que le impedía aumentar la partida destinada al gasto en fichajes, surtieron efecto "la semana pasada", lo que habría acelerado la llegada de Samuel a Vitoria. Con el tiempo en su contra, al Alavés le restan cuatro días a partir de hoy para cerrar su plantilla y tirar con ella hasta el final de temporada. Según anunció Josean Querejeta recientemente, al proyecto de invierno le faltarían por concretar dos elementos que mejoraran lo que hay, un propósito que su alter ego en el club cree que podrían cerrarse en breve. "Lo ideal hubiese sido traer a los jugadores el 1 de enero pero éstos normalmente te arrastran a los días finales del plazo por varios motivos, así que en estos cuatro días se resolverá todo", vaticinó Zubillaga.
El alavés, poco apetecible En el ideario técnico del director deportivo existen a día de hoy dos certezas. Una, que los jugadores que lleguen reforzarán la defensa y el centro del campo; y dos, que procederán de Segunda o Primera División. "Si queremos reforzar el equipo no podemos fijarnos en la Segunda B; los filiales no van a dejar salir a sus mejores jugadores y tampoco los equipos que estén en puestos de play off, así que hay que apuntar a las categorías superiores", algo nada fácil dadas las circunstancias, sobre todo clasificatorias, que rodean al equipo. "Es muy difícil venir en estos momentos a un equipo como el Deportivo Alavés, que está en puestos de descenso", confirmó el protagonista ante los medios de comunicación.
Respecto a la identidad de algunos de los nombres que podrían interesar a la secretaría técnica, reconoció el técnico logroñés únicamente como válido a Javi Ros, el joven centrocampista de la Real Sociedad que está asumiendo un papel cada vez más destacado dadas las numerosas bajas que padece el conjunto txuri urdin en la medular. Descartó a continuación salidas en el mercado de invierno como la de Jaume - "no nos lo hemos planteado", dijo-, afirmó no compartir los pitos a un jugador como Nano, del que salió en defensa a pesar de dar la sensación de ser un jugador "frío", y se centró después en las críticas recibidas por parte de la afición, un asunto delicado que encajó con resignación a pesar de saberse en la diana de los alavesistas. "Tengo la conciencia tranquila, pero reconozco que no es agradable que te piten. Así y todo lo puedo entender, pero lo único que he hecho desde que llegué es trabajar con toda la honestidad del mundo. Prefiero mantener la categoría sufriendo en Segunda todo el año que disfrutando en Segunda B", respondió.
Consciente del papel decisivo que el factor campo tendrá en los próximos meses y de que una parte de los socios no respalda su labor, no tuvo reparos Zubillaga a la hora de pedir el apoyo de la afición, que calificó de "fundamental", para salvar la temporada. A su juicio, y a estas alturas de la liga, queda ya de manifiesto que existe un grupo de ocho equipos que están un peldaño por encima del resto, entre los que se encontraría el Alavés "con un nivel muy parecido al de los otros 13 que lucharán por salvarse", concluyó el técnico.