Vitoria. En el Deportivo Alavés la semana ha sido de cuchillos largos y del balón no se ha hablado para nada, pero entre entradas y salidas cabe recordar que el momento de necesidad, cada vez mayor, se mantiene vigente. La concatenación de siete jornadas consecutivas sin ganar ha propiciado que el conjunto vitoriano se haya hundido irremisiblemente en la clasificación y la obligación de comenzar a sumar ya de tres en tres se hace perentoria. Para eso se decide cambiar a un entrenador por otro. Eso sí, pocos escenarios menos propicios podría haberse planteado Juan Carlos Mandiá para su estreno, aunque, como en todo, el duelo de esta tarde con el Deportivo de La Coruña tiene su vertiente negativa, pero también la positiva. Y es que todo lo que sea puntuar en Riazor supondría un espaldarazo para el nuevo técnico.
No quiso engañar a nadie el técnico lucense en su presentación y dejó claro que con tres entrenamientos en su haber -los dos realizados en Vitoria y el de la tarde de ayer en Abegondo- no se puede producir revolución alguna en el juego del equipo. Con lo que había antes hay que seguir luchando de momento. Y si en Mendizorroza de la mano de Natxo González el Alavés había mostrado una versión tan temible como poco efectiva, a domicilio la cara del equipo últimamente venía siendo bastante triste. Ahí, en la búsqueda de un equipo atrevido -"kamikaze" llegó a decir el nuevo técnico- puede incidir Mandiá. A fin de cuentas, nadie la va a pedir cuentas en caso de derrota y sacar un resultado positivo, qué decir de una victoria, sería un paso de gigante para el equipo.
En lo táctico no se van a producir novedades considerables, pero seguramente en la alineación titular sí que aparecerán unos cuantos nombres a los que el seguidor albiazul no está del todo acostumbrado. Un buen puñado de futbolistas eran inamovibles en los esquemas de Natxo González, pero está claro que no van a ser imprescindibles para el preparador gallego. Así, adivinar por completo su primer once se antoja tan complicado como dar con el número del Euromillón. Eso sí, en determinadas demarcaciones tampoco es que vaya a tener demasiado donde rascar, ya que abundan los jugadores de corte defensivo y faltan alternativas arriba.
Por lo poco visto en Vitoria, todo hace indicar que el preparador lucense optará por un sistema 4-2-3-1 donde lo único claro parece la continuidad de los dos laterales, la presencia de Beobide en el doble pivote, la de Guzmán en la derecha y la de Viguera como uno de los hombres más adelantados. Especular con el resto es pura lotería, ya que variantes se podrían producir en cualquier demarcación y los que menos oportunidades han tenido en la etapa anterior querrán ahora convencer al nuevo técnico de que son válidos para este proyecto.
Con uno u otros, no lo va a tener para nada sencillo el Alavés en su visita a uno de los equipos más potentes de la categoría, un Deportivo que no enamora a nadie con su fútbol pero que se está mostrando tremendamente efectivo. El equipo de Fernando Vázquez arrancó el curso pagando el peaje de novato en la categoría con tres derrotas en sus cinco primeros partidos, pero tras poner ritmo de crucero solo se ha visto doblegado en uno de sus últimos once compromisos y ha alcanzado la segunda plaza con la opción de sobrepasar esta tarde al Recreativo si gana. Pese a la enorme calidad que atesora en sus filas, el deportivista es un equipo que se caracteriza por tener la defensa más férrea del campeonato y un portero como Germán Lux que está en estado de gracia. No conceden muchas oportunidades los coruñeses y cuando lo hacen el argentino está mostrando un nivel espectacular. Tanto que solo ha encajado 8 goles, una virtud que redobla el valor de los 16 tantos conseguidos por el equipo que mayor rentabilidad saca a sus goles.
El Alavés es todo lo contrario, ya que la rentabilidad que sacar de su enorme poder goleador es nimia. Ganar en seguridad defensiva y mantener los registros ofensivos son los fines que persigue un equipo que comienza en Riazor una nueva era, pero que arrastra una necesidad antigua.