Vitoria. Conociendo la pulcritud de Natxo González a la hora de trabajar los preceptos defensivos, es evidente que durante esta temporada le estará dando muchas vueltas al magín para tratar de poner solución a los problemas defensivos que evidencia un equipo que dista mucho de ser una fotocopia de los que ha ensamblado históricamente el técnico vitoriano. Y es que si antaño su Deportivo Alavés tenía en la solidez y seriedad defensiva sus dos grandes señas de identidad, en la versión actual es en el otro lado del campo donde hay que encontrar las virtudes. Es evidente que a la vista del espectador el actual Glorioso es un equipo agradable de ver por su gusto por el juego ofensivo, pero no es menos cierto que asumir muchos riesgos, y más ante equipos de la calidad del Barça B, es el camino más directo hacia el matadero.
Y hacia ese particular cadalso se dirige últimamente este equipo con más asiduidad de la que debería. En otras tardes, las de gloria, ha sido el acierto ofensivo el que ha evitado males mayores. Incluso el propio Natxo González, nada dado a ello, señalaba que no le importaba mucho recibir goles mientras que su equipo marcase uno más. Pero el problema es que no siempre se tienen o las ocasiones o el acierto suficiente como para hacer diana en más ocasiones que el contrincante. Está claro que tres goles no se van a meter todos los días. E, incluso, esa cifra que se había convertido en tendencia últimamente no hubiese sido suficiente ayer para conseguir la victoria. Los tres tantos que ayer firmó el filial culé, y que bien pudieron haber sido alguno más vistas todas las claras ocasiones de que dispuso, vienen a sumarse a una lista ya demasiado extensa que se va hasta los catorce goles encajados por un Iñaki Goitia que no está teniendo excesivo trabajo pero que sí está recibiendo demasiados tantos. Se trata de una sangría excesiva. No en vano, el Alavés es en este sentido uno de los equipos con peores cifras de la categoría. Y bien es sabido que el que sufre mucho en este aspecto no lo suele acabar pasando bien a lo largo de una temporada. En el duelo de ayer el equipo de Natxo González sucumbió ante un oponente de una calidad incuestionable que encontró el camino que recientemente le había estado vedado. No le faltaban anteriormente oportunidades, pero sí acierto. Ayer tuvo muchas de las primeras ante una zaga incapaz de imponer su contundencia y tampoco le faltó de la segunda para materializar tres dianas, una cifra que desde que Natxo González se sienta en el banquillo alavesista solo se había sufrido la pasada temporada en la nefasta visita a Eibar.