vitoria. Al igual que le sucede probablemente a la mayoría de seguidores albiazules, Natxo González se debate estos días entre un doble sentimiento. Por un lado está satisfecho con el juego desplegado por el equipo en los partidos de Liga disputados hasta el momento pero, por otro, es plenamente consciente de que los resultados cosechados son claramente insuficientes. El Alavés ha logrado un escaso botín para los merecimientos obtenidos y ello ha llevado a que el grupo se encuentre con un estado de ánimo de "frustración, rabia e impotencia", según reconoció el propio técnico vitoriano.

Unos calificativos que el entrenador espera borrar de un plumazo con una reparadora victoria esta tarde ante el Zaragoza. Un objetivo que, en cualquier caso, reconoce que no será en absoluto sencillo. "Es verdad que está viviendo una situación delicada sobre todo a nivel de institución, que todavía no ha ganado y que, sobre todo en casa, no está jugando cómodo pero es un equipo que tiene un gran potencial y estoy seguro de que al final de la temporada va a estar donde todos esperamos, que es entre los primeros clasificados", advirtió.

González no tuvo reparos en reconocer que introducirá cambios en la alineación titular -"hay posiciones en las que será más difícil rotar por el tema de las lesiones, pero en la medida de lo posible trataremos de repartir minutos", señaló-, aunque también dejó claro que la Copa del Rey no es ni mucho menos un objetivo secundario para él. "Somos el Deportivo Alavés y eso requiere que nos tomemos todas las competiciones con la máxima importancia. Además, a la afición y a nosotros nos gusta la Copa. El año pasado vivimos una experiencia fantástica, y jugando las dos competiciones pueden competir todos los jugadores y coger la forma necesaria", zanjó.