hasta la visita ayer a La Albericia, el Deportivo Alavés siempre había tenido en sus desplazamientos algo positivo que meter en el maletero cuando se subía al autobús. Ya fuesen tres puntos en los días buenos, uno en los regulares o, por lo menos, un gol en los menos afortunados, que han sido bien pocos. La mala racha que el equipo de Natxo González está viviendo como visitante en este segundo tramo de la temporada, habiendo conseguido una sola victoria en sus seis últimos compromisos lejos de Vitoria, se vio acrecentada ayer con una nueva derrota que ni siquiera vino acompañada por el habitual gol que este equipo siempre había marcado como visitante.
Solidez y solvencia habían sido las dos principales características de este Glorioso a lo largo de toda la temporada cuando le tocaba ejercer de visitante, pero las dos se han venido abajo en unas últimas jornadas en la que el conjunto alavesista ha ido perdiendo progresivamente tanto la primera como la segunda. Los problemas defensivos fueron su tumba tanto en Las Llanas como en el Camp d'Esports, pero el acierto en el remate le permitió al menos recuperar un punto en tierras vizcaínas. Ni siquiera para eso le sirvió su gol en el descuento en tierras catalanas, ya que entonces la diana de Miki solo maquilló la derrota. Ayer, en La Albericia, ni siquiera eso. Un gol, seguramente, hubiese supuesto los tres puntos, pero el acierto en el remate no quiso aparecer.
Y es que, ocasiones dispuso de sobra el equipo de Natxo González. Muchas menos ha tenido en comparecencias precedentes y entonces el premio siempre había acabado apareciendo. No era la mañana. Sobre todo la de un Manu García que estuvo tan activo como desacertado al errar en tres ocasiones clamorosas. Después le llegaría el turno del desacierto a Viguera, Sendoa o Jonan, lo que unido a la zozobra de la línea defensiva propició una derrota que viene a confirmar que al Alavés ya no se le hace tan sencillo sumar a domicilio y que le sitúa en una posición de ventaja pero comprometida de cara al tramo final del curso en el que tendrá que gestionar un liderato que ya no es tan firme como era.