Vitoria. En pocas ocasiones a lo largo de su carrera en los banquillos habrá ofrecido Natxo González un discurso tan demoledor y directo como el que trasladó ayer tras la derrota encajada por el Deportivo Alavés en Lleida. El preparador albiazul debió de pasarlo muy mal a lo largo de los noventa minutos porque, a la conclusión de los mismos, no dudó lo más mínimo en llevar a cabo un espectacular tirón de orejas público con él mismo como principal protagonista.

"No hay mucha historia que contar, han sido mejores y de ahí el resultado. No hemos estado a la altura de lo que requería el partido en ningún momento", arrancó el técnico albiazul. Sin necesidad de levantar el tono de voz en ningún momento pero sin retroceder un solo milímetro en la dureza de sus críticas, el inquilino del banquillo local de Mendizorroza prosiguió desgranando los hitos de la nefasta comparecencia de ayer del Glorioso. "Es la primera vez en mi trayectoria como entrenador que me siento tan inferior a un rival como me he sentido en los primeros cuarenta y cinco minutos. Lo primero que hay que tener en fútbol es intensidad y ritmo y nosotros no lo hemos puesto. Desde luego soy el máximo responsable de lo que ha sucedido porque tan mal no se puede hacer. Me he equivocado en la alineación, en el planteamiento, en el partido, en los cambios... me he equivocado en todo. Estoy muy insatisfecho con mi trabajo", clamó.

Decidido a dejar meridianamente claro su análisis de la contienda y para terminar quizás de expulsar a los demonios que revoloteaban a su alrededor, González dio una vuelta de tuerca más con sus palabras. "Me he sentido avergonzado por el juego del equipo hasta el descanso. Yo no trabajo para esto, trabajo para ganar y para jugar de otra manera. Podíamos haber estado jugando seis días que no habríamos hecho más tampoco. Sólo había que ver las caras de unos y las de otros y la tensión en un lado y otro", espetó.

Finalmente, el técnico alavesista quiso que lo sucedido en Lleida sirviera de lección para todos y, al menos, ayudará a mejorar en el futuro. "Esto no puede quedarse como una derrota más. Se trata de un aviso muy serio para todos. Tenemos que hacer mucha más autocrítica y ser profesionales porque no puede volver a pasar".