Vitoria. A pesar del ambientazo en Mendi, del mosaico en las gradas previo al partido y de las ganas de la afición, el Barcelona dominó la primera parte y consiguió irse a los vestuarios con un gol de ventaja que llegó cuando Villa fusiló a Urtzi. Poco trabajo ha tuvo la defensa del Barcelona más allá de los dos corners locales, uno despejado, otro atajado.
En la segunda parte el Alavés consiguió plantar cara y no dio el partido por perdido en ningún momento, a pesar de los goles de Villa, Iniesta y Cesc.
Pero los verdaderos protagonistas, los 19.840 espectadores que estuvieron ayer en Medizorroza, fueron los encargados de sentenciar la noche y decir claro y alto que la imagen del Alavés salió muy bien parada del choque con el que probablemente sea el mejor equipo del mundo.