Vitoria. El Deportivo Alavés emprende esta tarde un camino que tanto desde la directiva como desde el cuerpo técnico se confía en que acabe con un partido que pueda a devolver el aroma de fútbol de élite a Mendizorroza. El cuadro albiazul se mide al Catarroja (20.00 horas) en la primera ronda de una Copa del Rey que en los últimos años ha reportado más decepciones que otra cosa a la hinchada albiazul. Pero este nuevo Alavés de Nacho González no quiere despreciar ningún partido. Aun a costa de que el calendario se comprima durante los próximos meses y los compromisos se puedan duplicar determinadas semanas, el técnico vitoriano ya ha advertido de que se afronta la Copa "con la máxima exigencia", con la idea de que el esfuerzo en una competición que puede llegar a considerarse aledaña reporte una recompensa que puedan disfrutar tanto las arcas del club como los aficionados y los propios jugadores.

El partido de hoy, ante un rival modesto y angustiado por la necesidad económica hasta el extremo, se presenta como el primer test para determinar hasta qué punto esa declaración de intenciones se plasma sobre el césped. En Catarroja, donde hace 30 años que no se veía una eliminatoria copera, el fútbol dejó de ser importante. Tras la marcha de su gran mecenas, el escocés John Clarkson, y la decisión del Ayuntamiento de romper unilateralmente el convenio de colaboración con el club, el grueso de un equipo que el año pasado peleó por el ascenso a Segunda División quedó destrozado.

La directiva del equipo levantino, en litigios con el gobierno municipal, ha tenido problemas para componer una plantilla de garantías. El Catarroja, este año, tampoco tiene patrocinador. En su mayoría, los jugadores del primer rival copero del Alavés son desechos de las canteras del Valencia y el Levante. Gente muy joven. Futbolistas amateur que cobran, de media, unos 200 euros al mes y que en su debut liguero, cayeron derrotados ante un recién ascendido como el Utiel. A pesar de todo, en el vestuario del equipo de Vicente Bacete se aguarda la cita con tremenda ilusión.

El amor propio del rival será, sin duda, el principal obstáculo al que deberá enfrentarse el Alavés esta tarde. Más allá del calor y del terreno de juego de césped artificial del Mundial 82, la Copa se ha revelado siempre como escenario propicio para las gestas, para las sorpresas más sonadas. Y es por eso que Nacho González ya mandó el lunes un aviso para navegantes al hablar de las esperanzas puestas esta temporada en esta competición.

El preparador gasteiztarra no sólo contempla este partido desde esa óptica. Confeso defensor de mantener la tensión competitiva incluso en los amistosos, el técnico albiazul pondrá a prueba en este encuentro a jugadores que el pasado fin de semana no tuvieron muchos minutos o ni siquiera pudieron estrenarse ante el Barakaldo en Lasesarre. Futbolistas como Asier Barahona, Sergio Ayala, Asier Salcedo, Beobide, Luismi o Negredo parecen llamados a la titularidad. Si bien por la escasez de efectivos en la plantilla a alguno le tocará repetir.

El técnico ya adelantó que Miguel volverá a salir de inicio. Urtzi ha viajado y en principio se encuentra en condiciones de jugar. Pero no es necesario arriesgar, y menos en un partido en el que el Alavés parte con un favoritismo tan evidente, por mucho que sólo un escalón competitivo distancie a ambos equipos.

Catarroja marca el inicio del camino. La distancia a recorrer queda a expensas del orgullo de un grupo de futbolistas que al igual que en el estreno liguero tienen en su mano la capacidad de seguir incrementando el nivel de ilusión del alavesismo. En un partido donde parece haber más cosas que perder que estímulos, el nuevo Alavés de Nacho González tiene una oportunidad de oro para refrendar esa imagen de seriedad y solidez que ha venido exhibiendo desde su gestación. El sueño de volver a ver fútbol de Primera en Mendizorroza, aunque sea en una eliminatoria copera, comienza a pelearse esta tarde.