Logroño. Todo lo que no sea un tempranero final de temporada para el Deportivo Alavés será digno de ser recogido en los anales del fútbol como uno de los mayores milagros en la historia del balompié desde que veintidós futbolistas se dedican a correr detrás de un balón y propinarle patadas. La fecha del 13 de mayo, la última en la que hay señalado compromiso de la fase regular del torneo de la regularidad, se acerca inexorablemente y a cada jornada que pasa queda cada vez más claro que no va a haber espacio para el play off. Llega el Deportivo Alavés al tramo definitivo del curso en su peor momento, ya que la diferencia que le separa del cuarto puesto, el último que permite alargar la esperanza, es ahora de seis puntos, la mayor desde que arrancase una campaña que lleva camino de ser una de las peores en la historia reciente del club.
En varias ocasiones había estado el conjunto vitoriano cinco puntos por debajo de esa raya roja que separa un curso decente con el objetivo prioritario cumplido del más absoluto de los fracasos. Nunca antes se había ensanchado hasta los seis puntos la desventaja que ahora figura en una clasificación en la que, por si fuera poco, el equipo de José Carlos Granero también se ha visto relegado a la sexta plaza del grupo al haber padecido el adelantamiento de un Guijuelo que también reclama su parte del pastel, ya que no cabe olvidar que la clasificación para la próxima Copa del Rey está en juego y solo los cinco primeros tienen asegurada su presencia en dicho torneo.
Con seis, el número del día, jornadas por disputarse y dieciocho puntos por ponerse en juego, la posibilidad de que este Alavés recorte las actuales diferencias parece imposible. Por mucho que el Amorebieta tenga que afrontar todavía cuatro compromisos a domicilio y haya evidenciado un bajón evidente en este último tramo de la temporada. Es cierto que el cuadro vizcaíno, tampoco el Guijuelo, no es el paradigma de la regularidad, pero escasa es la oposición que puede presentar el Alavés.
Desde el empate que hubo de ser victoria en Urritxe, donde pudo superar al cuadro azul, el rendimiento del equipo vitoriano ha ido cayendo en picado. Cuatro puntos de doce posibles ha sido todo su rédito. Imposible pensar ahora en que va a sumar casi todo lo que queda mientras sus rivales fallan. Solo un milagro salvaría a este equipo.