Vitoria. Un gol en 540 minutos de juego. Ese es el pobre balance que presenta la delantera del Deportivo Alavés en las seis últimas jornadas de Liga. Y es que la que era considerada por todos como una de las líneas más potentes del equipo -incluso de la categoría-, integrada por tres arietes de notable solvencia y experiencia como Geni, Jito y Azkorra, está padeciendo graves problemas con su punto de mira. La pólvora albiazul se encuentra humedecida desde hace demasiado tiempo y ese desencuentro con el gol está costando un elevado peaje al equipo.
Desde la decimosexta jornada del campeonato, los brazos de los arietes alavesistas únicamente se han elevado hacia el cielo para festejar un gol en una única oportunidad. Importante, es verdad, pero solitaria. Sucedió en concreto en el último encuentro del año 2011, cuando el combinado de José Carlos Granero consiguió quebrar la imbatibilidad del sólido líder Mirandés gracias al acierto de Gorka Azkorra a los once minutos de juego.
Salvo esa isla, la trayectoria reciente de los delanteros se ha convertido en un penoso peregrinar por un desierto completamente yermo de alegrías. Así, la penitencia comenzá en la visita que rindió el Alavés al Salamanca en el decimosexto capítulo del campeonato. Pese a que el cuadro vitoriano perforó la portería charra en dos oportunidades -el encuentro concluyó con empate a dos-, ninguna de ellas llevó la firma del trío de arietes. De hecho, fueron Javi Rubio y Asier Salcedo los autores de los tantos.
Una semana después, el plantel albiazul compareció en Mendizorroza para medirse a la potente Ponferradina y el duelo concluyó con la única derrota que hasta el momento figura en el expediente de José Carlos Granero. Como el resultado definitivo fue 0-1, el balance goleador no se vio alterado. A renglón seguido, el equipo despidió 2011 con el comentado éxito en Anduva.
Tras las vacaciones navideñas, el Alavés retomó la actividad con dos encuentros consecutivos como local frente a adversarios teóricamente asequibles que invitaban al optimismo. El primero de ellos, sin embargo, supuso una enorme ración de desencanto. Y es que el pobre empate cosechado ante la Gimnástica de Torrelavega encendió todas las armas por el juego que exhibió el equipo. El gol que permitió al menos salvar un punto fue de nuevo obra de Javi Rubio. A la siguiente, se produjo la esperada reacción albiazul y el plantel vitoriano abusó (3-0) de un inocente filial de Osasuna. Pero, pese al festival goleador, ninguno de los tantos lleva la firma de la delantera. Caicedo, en propia puerta, Sendoa y el debutante Meza Colli fueron quienes alejaron la pelota en el fondo de la red.
El pasado fin de semana, de nuevo reapareció la versión Mr. Hyde del Glorioso y, ofreciendo otra vez un nivel de juego muy por debajo de lo que se espera de él, no pudo pasar del empate a cero frente a la Real Sociedad. En consecuencia, otra jornada más en la que los delanteros continúan sin ver puerta. Una falta de puntería que ha tenido una evidente repercusión en el resultado del equipo y a la que se debe poner punto final cuanto antes. El regreso esta semana de Azkorra, que ha permanecido lesionado desde comienzos de año, puede convertirse en el revulsivo que hace falta.