Vitoria. Tras dejar aparcado su compromiso en Lezama, el Deportivo Alavés regresa al que se ha convertido en su particular Gólgota en el primer tramo de la temporada: Mendizorroza. En el estadio del Paseo de Cervantes, donde curiosamente el cuadro albiazul no ha perdido ni un solo partido en lo que va de curso, se están enterrando muchos puntos y, con ellos, una buena parte de las opciones de firmar una campaña brillante. Cuatro empates en sus últimas cuatro comparecencias ante su parroquia, y encima ante oponentes de una jerarquía menos a la de los alavesistas, son ya demasiados. Esta noche ante el Logroñés toca finiquitar esta negativa racha que ha propiciado que se escapen ocho puntos de tierras vitorianas.
Con esos tres puntos de Lezama que seguirán en el aire hasta el próximo 23 de noviembre, el equipo de José Carlos Granero tiene la obligación de congraciarse con su afición y regalarle una victoria que le asentaría definitivamente entre los aspirantes a ocupar unos de los puestos de play off de ascenso. Con el liderato que actualmente ostenta el Mirandés como una quimera inalcanzable, tiene que aprovecharse el Alavés de la irregularidad mostrada por el resto de componentes del Grupo II para postularse como perseguidor del combinado de Carlos Pouso.
Para dar ese salto de calidad que necesita el equipo, nada mejor que superar a un oponente que se perfilaba como rival directo cuando arrancó la temporada pero que sobrevive con los mismos altibajos que está protagonizando el propio cuadro alavesista. La Unión Deportiva Logroñés, con presupuesto y jugadores de un importante nivel, tampoco acaba de encontrar la tecla de la regularidad y tan pronto da la de cal como la de arena.
Por si la situación por la que atraviesa el club no fuese ya de por sí complicada, se le acumulan los problemas a José Carlos Granero con una nueva baja, la de Javi Rubio. El centrocampista valenciano se une de esta manera a la lista de ausencias que ya conformaban Gallardo, Casares y Luis Prieto. Casi nada. Cuatro jugadores que serían titulares casi indiscutibles en este equipo y que por culpa de las lesiones se quedarán en la grada.
En esta tesitura no son más que dudas las que asaltan al preparador valenciano. La manta con la que se viste el Alavés es demasiado corta y calentar una zona del campo supone dejar otra desprotegida. Por si fuera poco, a las cuatro ausencias seguras se une la duda de un Aridane que está atravesando un proceso gripal. De su evolución en las próximas horas dependerá su probable regreso al equipo si Granero opta finalmente por Quintanilla para reforzar el centro del campo volviendo a emplear el 4-1-4-1 de Lezama. Si el bilbaíno vuelve a actuar como central, Granero volvería a apostar por el 4-4-2 de sus primeros partidos.
Con todos esos problemas llega el cuadro albiazul al enfrentamiento contra un Logroñés que tampoco lo está pasando bien esta temporada. El conjunto riojano está mostrando su mejor versión a domicilio, ya que en Las Gaunas le cuesta responder a la enorme exigencia que se la ha puesto a la espalda. El técnico Nacho Martín ya se encuentra más que cuestionado y una derrota esta noche en Vitoria supondría, casi con total seguridad, su destitución. Por ese trance ya ha pasado un Alavés que ahora busca reafirmarse.