Vitoria. La cuerda floja sobre la que el Deportivo Alavés camina desde hace meses empieza a quemarse por uno de sus extremos. El club vitoriano, funambulista sin red a la espera de que cristalice el aterrizaje de un Josean Querejeta que ayer reafirmó su compromiso de seguir adelante con su causa, encara en los próximos días un tenso compás de espera que nadie aguardaba pero todos temían. Los acreedores de la entidad, cansados de esperar una solución que nunca llega, instaron finalmente a sus abogados a negar el que se anticipaba como tercer aplazamiento de la vista por el incumplimiento del convenio. Para sorpresa de la actual junta directiva, a la tercera ha sido la vencida. El grupo de exjugadores y técnicos que demanda cerca de 560.000 euros, apenas una veintena de los alrededor de 250 que también esperan a la cola, optó esta vez por decir basta y dejar todo en manos de la jueza, María Jesús Villalaín. A partir de ahora, la magistrada estudiará las alegaciones de ambas partes y dictará sentencia en un tiempo por determinar pero que, en principio, oscila entre diez y quince días. En su mano estará la decisión que puede marcar el destino del club, a la espera de que el presidente del Baskonia tome las riendas del Alavés antes de que ésta resuelva el caso.
En el juicio, la abogada de la entidad del Paseo de Cervantes, Cecilia Maysounave, expuso las alegaciones en las que depositaba sus esperanzas de éxito y que se basaban, esencialmente, en la solicitud de una nueva prórroga de tres meses -hasta agosto- para poder reunir la cantidad de dinero necesaria para pagar a un grupo de demandantes a los que, según la representante albiazul, presentaron recientemente unos pagarés avalados por Alfredo Ruiz de Gauna que acabaron siendo rechazados. "Ustedes son unos acreedores raros. Parece que les da igual que, si el Alavés se liquida, no les vaya a llegar ni para pipas. Lo que ustedes quieren es simplemente revancha", disparó Maysounave.
Según el Alavés, cuando en agosto reciban los ingresos de la nueva temporada -alrededor de dos millones de euros en palabras de Fernando Domezain, responsable de las cuentas- estaría en disposición de saldar sus deudas. "Sólo les pedimos que esperen hasta final de temporada para que la ampliación de capital culmine de manera positiva", pidió la abogada antes de instar a la jueza del Juzgado de lo Mercantil a proclamar "una sentencia absolutoria" con la que todo quedaría congelado de nuevo hasta que, en agosto, el grupo de acreedores retomara la demanda de incumplimiento para recibir las cantidades reclamadas. En caso contrario, la deuda se regeneraría de nuevo hasta los 25 millones de euros en lugar de los doce y medio surgidos tras la quita del 50%, y el Alavés se vería abocado a la nada. "Nos hemos quedado un poco fríos porque confíabamos en un nuevo aplazamiento, pero queremos y podemos pagar", dijo Vanessa Ruiz de Gauna, consejera delegada, al salir del la sala.
Visto el juicio para sentencia, el futuro albiazul se contrae aún más si cabe. Salvo que la jueza acelere los tiempos, las partes daban ayer por hecho que la resolución definitiva llegará "en ocho o diez días, quince como mucho", según Pablo Arregui, abogado de los demandantes junto a Iñigo Landa. Aunque anteriormente una llamada de Josean Querejeta sirvió para calmar los ánimos de la veintena de acreedores, que aplazaron los juicios del 24 de marzo y 14 de abril, en esta ocasión el letrado sostuvo que "no habían tenido más remedio" que seguir adelante. "No teníamos el permiso de nuestros clientes para más aplazamientos".
"Las cantidades se tenían que haber abonado el 10 de noviembre de 2010 y han dicho que no aguantaban más, pero estamos a tiempo de desistir en cualquier momento siempre que los rumores se confirmen y entre alguien, porque la directiva de ahora no parece que pinte demasiado", subrayó Arregui antes lanzar un aviso a navegantes. "Que los nuevos inversores sepan que ahora tienen un tiempo final para hacer todo. Pero si entran antes nosotros desistiríamos antes de que se dicte sentencia y aquí no ha pasado nada", concluyó. A partir de ahora, los acontecimientos deben acelerarse, sobre todo el esperado giro de guion con Caja Vital como protagonista y el crédito como leitmotiv. Mientras, los papeles que pueden enterrar noventa años de historia albiazul acumulan polvo en el Palacio de Justicia.