vitoria. Desde hace meses, su habitual comparecencia de todos los martes tras el consejo de diputados se había convertido en el mejor termómetro para conocer la evolución de la salud del enfermo Alavés. En todo este tiempo, Claudio Rodríguez se ha manifestado con insistencia y, en la mayoría de las ocasiones, rotundidad sobre el camino que debía recorrer la entidad albiazul para garantizar su supervivencia. Muchas veces, se convirtió en el azote de las directivas de Ortiz de Zárate y Ruiz de Gauna. Otras, le tocó desempeñar un papel más amable. Sin embargo, nunca hasta el momento había optado por guardar silencio.

Pues bien, en la jornada de ayer se produjo ese inesperado escenario. Pese a las insistentes preguntas que se plantearon sobre el estado en el que queda el Deportivo Alavés tras haber concluido la prórroga de la ampliación de capital exigida desde el Palacio de la Provincia sin que se haya producido la ansiada capitalización, el portavoz foral se cerró en banda una y otra vez limitándose a anunciar que no iba a realizar "ningún comentario".

Solamente rompió esta norma autoimpuesta para desear "que todo salga bien" y referirse mínimamente al comunicado hecho público el pasado sábado por Saski Baskonia. En este sentido, destacó respecto a las dos condiciones que planteaba el documento para hacer definitiva su entrada en el Alavés -disponer de un informe actualizado de las cuentas del club y tener garantizado el acompañamiento institucional- que Josean Querejeta y su grupo pueden estar tranquilos. "De la primera no tengo nada que decir pero, siempre que haya capitalización, tendrán nuestro apoyo", apuntó.