la clave estaba en su cabeza. El mal arranque liguero del Logroñés era una cuestión psicológica. El equipo estaba deprimido, alicaído y sin la alegría necesaria para explotar todas sus cualidades. Ese fue el dictamen emitido por Nacho Martín nada más coger las riendas del conjunto de Las Gaunas el pasado 3 de noviembre. "Cuando el problema es mental es porque la gente se ha cerrado y los árboles no nos dejan ver el bosque".
El preparador riojano tenía plena confianza en que con paciencia podría recuperar la autoestima de su plantilla y despejar las ramas que le impedían ver el horizonte. "Podemos mejorar y corregir errores, hacer que todo el mundo se sienta implicado y comprometido con el proyecto porque los futbolistas son buenos y se tienen que dar cuenta que es un privilegio estar en este club", aseveró entonces.
Pues bien, dicho y hecho. El Logroñés dio un cambio radical tras su llegada. Del infierno al cielo en solo tres meses. Los números así lo constatan. El conjunto rojiblanco no carburaba como era esperado con el serbio Josip Visnjic. Buena prueba de ello es que todo un aspirante al ascenso deambulaba por la parte baja de la tabla tras un arranque de temporada desastroso. En zona de descenso para más inri.
El cuadro de Las Gaunas marchaba decimoséptimo tras once jornadas, en las que solo había sumado once puntos tras lograr tres victorias, dos empates y encajar la friolera de seis derrotas. Los tres últimos tropiezos encadenados de forma consecutiva -Zamora (2-1), Caudal (0-1) y Osasuna B (1-0)- acabaron con la paciencia del consejo, que tomó la decisión de destituir al técnico serbio. Había que dar un giro y el elegido para enderezar el rumbo del Logroñés fue Nacho Martín.
Con él llegó la reacción de los rojiblancos. Un empujón basado en el aspecto psicológico. "Tienen que creer que son buenos". Esa ha sido la receta que les ha dado el preparador riojano para pasar en tan solo doce jornadas de pelear por evitar caer a Tercera a aspirar a entrar en play off de ascenso.
26 DE 36 PUNTOS Y es que, ahora, el Logroñés es quinto a tan solo dos puntos del cuarto. A un partido de las eliminatorias de ascenso. Muy cerca. Y todo gracias al sprint que han dado los de Las Gaunas desde que Nacho Martín se hizo cargo del banquillo.
Los números en este periodo han sido espectaculares, hasta el punto de que el Logroñés llegó a enlazar siete jornadas consecutivas sin perder, de las que ganó seis y empató la restante. El balance global, pese a haber sufrido dos tropiezos en estos doce compromisos, primero ante el Real Unión (3-1) en el segundo partido de Martín y el segundo hace tres semanas ante la Peña Sport (2-1), sigue siendo igual de bueno. Muy bueno. No en vano, 26 puntos de 36 posibles, merced a ocho triunfos, dos empates y dos derrotas, son registros de equipo de play off.
Buena prueba de ello, es que en estas doce últimas jornadas, desde que Martín está al cargo del Logroñés, los riojanos son junto al Deportivo Alavés los que más puntos han sumado, solo superados por Osasuna B (27).
Además hay que destacar que algunas de las victorias logradas en este periodo han llegado ante rivales de la parte alta como la Real B (4-0), Eibar (2-1), Gimnástica (2-1), Palencia (2-1), Mirandés (0-2) y Athletic B (1-0), además del triunfo logrado frente al entonces colista Barakaldo (1-2) y a otro equipo de la zona baja como el Oviedo (2-0).
Esa racha ha permitido al Logroñés estar ahí. Ahora ya es más fuerte mentalmente. Nacho Martín, un técnico curtido en mil batallas, que responde al perfil de hombre duro, ganador y persona que sabe tratar y afrontar los momentos difíciles lo ha conseguido. El riojano ha recuperado anímicamente a los suyos. No solo eso. Otra de las claves, como él mismo explica, ha estado en el compromiso del vestuario. "Hay que dar siempre la sensación de compromiso y que la gente vea que el equipo se deja todo en el campo".
Martín busca que el equipo de señales de vida. "Mi objetivo primordial es que el equipo transmita". Pues lo hace. Y en positivo además. Él se ha encargado de darle ese empujón psicológico para cambiar la cara de un alicaído Logroñés, hasta el punto de convertirlo ahora en un rival temible. Es lo que le espera al Alavés.