COMO bien se encargó de reflejar en su momento Salvador Dalí con sus célebres obras surrealistas, la percepción del tiempo es algo absolutamente subjetivo y dependiendo de cuáles sean las condiciones y circunstancias en las que transcurre puede ofrecernos unas sensaciones u otras. Bien lo sabe desde ayer el Deportivo Alavés que, en un agónico minuto final, consiguió que más de tres meses de constante sufrimiento se evaporaran en apenas un suspiro para dar paso a un placentero sentimiento de liberación. El que procede de un esperadísimo reencuentro con la victoria que se ha hecho esperar muchísimo más de lo que nadie habría siquiera imaginado al inicio de la competición.
Y es que nada menos que el ya casi olvidado 8 de noviembre de 2009 había sido la última ocasión en la que los sufridos aficionados albiazules habían podido regresar a casa con el dulce regusto en el paladar de haber visto al Glorioso imponerse a su oponente de turno. En aquella oportunidad, fue el filial del Athletic de Bilbao el que ejerció de conejillo de indias y permitió al combinado que entonces adiestraba Javier Pereira retener los tres puntos en liza. Claro que la bisoñez de los futbolistas rojiblancos y la rigurosidad del colegiado del choque tuvieron bastante que ver en el asunto, puesto que los bilbaínos actuaron con un hombre menos desde el minuto 27 por la expulsión de Etxebarria y, a falta de un cuarto de hora para el final, Soto se unió a su compañero emprendiendo el camino de los vestuarios antes de tiempo.
A partir de ahí, el páramo más absoluto. Sólo decepción y dolor como únicos compañeros de camino en el trayecto de regreso desde el coliseo del Paseo de Cervantes. En total, cinco empates y una lacerante derrota frente al vecino Mirandés como paupérrimo balance de las seis comparecencias como local escenificadas desde entonces hasta ayer. Y cuando todo apuntaba ya a que el Racing de Ferrol iba a conseguir fijar una estación más de este particular vía crucis alavesista, el postrero disparo de Dani Bouzas en el instante final de la contienda terminó alojándose en las redes de un incrédulo Reguero para abrir un resquicio a la esperanza.
Porque, al margen de los fríos números, lo que había provocado esta nefasta trayectoria de los últimos meses era empujar al combinado vitoriano a un estado de psicósis absoluto en el que había perdido la fe en la más mínima de sus posibilidades y se había quedado paralizado incapaz de buscar nuevos argumentos para tratar de dejar atrás la crisis.
Por este motivo, el triunfo sobre el Racing de Ferrol adquiere una importancia mucho mayor que los tres puntos en que se traduce en la clasificación. Debe ser el punto de partida sobre el que iniciar el camino de la rehabilitación para tratar de alcanzar el epílogo de la temporada en disposición de pelear todavía por los objetivos marcados durante el verano. Tiempo para ello resta más que suficiente pero sólo si lo sucedido ayer en Mendizorroza sirve para aprender y comenzar a progresar sobre la base de la confianza recuperada existirán posibilidades reales de éxito.
Estreno de Ocenda Porque si mala era la trayectoria del equipo como local, no menos preocupante era lo que venía aconteciendo desde que el calendario se desprendió de la hoja de 2009 para dar paso a la de 2010. Pese a iniciar el año con buen pie logrando una valiosa victoria a domicilio en Pontevedra en el primer duelo de enero, todo lo positivo se había quedado en esa cita transcurriendo ya siete encuentros consecutivos de Liga sin que se pudiesen volver a obtener los tres puntos.
Todo eso quedó atrás también en la jornada de ayer gracias al sufridísimo gol de Dani Bouzas. Un tanto que, al margen de lo ya citado anteriormente, conlleva también un destacado valor añadido. Y es que, en su tercer encuentro al frente del equipo -aunque todavía sin poder figurar con la ficha de entrenador por no haberse solucionado el finiquito de Javier Pereira-, Iñaki Ocenda por fin pudo conquistar su primer triunfo. Antes, no había tenido más remedio que conformarse con sendos empates, ante el Guijuelo (en su estreno en Mendizorroza) y el Zamora la semana pasada. La visita a Santiago del próximo domingo será una buena oportunidad para aumentar la lista.