Vitoria. El mayor obstáculo que Fernando Ortiz de Zárate ha encontrado hasta ahora para hallar compañeros de viaje con los que aliviar la angustiosa situación económica del Deportivo Alavés ha sido, curiosamente, Fernando Ortiz de Zárate. El empeño del máximo accionista de la entidad por continuar como presidente ha retraído a varios inversores potenciales, tal y como ha podido confirmar DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

Su cambio de discurso en las últimas semanas, una vez constatada la imposibilidad de recabar el apoyo económico de empresarios que le permitieran continuar al frente de la directiva, tampoco ha variado las perspectivas de futuro de un hombre que se aferra con ansiedad a la única vía de escape que ahora parece abierta. Alfredo Ruiz de Gauna y Javi González aparecen en el horizonte como la última oportunidad para un Zárate que, como mínimo, ha espantado a dos posibles inversores que se habían planteado la entrada en el accionariado del club. Ahora bien, ni el empresario vitoriano ni el agente de jugadores quieren dar un paso en falso ante una persona que ha ido perdiendo crédito paulatinamente desde que saltó a la vida pública tras convertirse en el máximo accionista de la entidad del Paseo de Cervantes.

El mismo diputado general de Álava alertó ayer de nuevo de la equivocada estrategia que había seguido Zárate desde que arrancó un proceso de capital que, tras el evidente fracaso de la primera fase, se ha convertido en un casting más que en un periodo de captación de inversores. "Todos sabéis que corren comentarios en el sentido de que algunas propuestas para hacer llegar dinero al club se han topado con la pertinaz postura del presidente dimisionario, que se negaba a renunciar al cargo", manifestó Xabier Agirre, que volvió a salir a la palestra para evidenciar la escasa confianza de la Diputación en la figura del mandatario albiazul.

Zárate se ha convertido en un obstáculo para Zárate, y por ende para el Alavés. El ahora presidente en funciones captó la ironía de esta realidad cuando comprendió que, de no mediar un acuerdo rápido, se iba a ver obligado a tirar de su propio capital para hacer frente al pago de los salarios de plantilla y empleados. Ayer, de hecho, los trabajadores del club seguían sin recibir el ingreso en sus cuentas. La familia Ruiz de Gauna, que en su día echó un capote con 150.000 euros que permitieron sortear la primera amenaza seria de liquidación, ya le ha advertido de que no pondrá ni un duro más, salvo en el caso de que se alcance un acuerdo para su entrada en el consejo de administración.

Los portavoces de la Diputación se han cuidado mucho de hacer públicas sus reticencias en torno a la continuidad de Zárate en el club, a pesar de que albergan sospechas fundadas sobre el modo en el que de la noche a la mañana cerró un acuerdo con el Dmitry Piterman para convertirse en el propietario del 51% de las acciones de la entidad. Sin embargo, ayer tanto Agirre como su teniente de diputado general, Claudio Rodríguez, insinuaron el escaso crédito que conceden a la palabra de un hombre que ha arremetido contra el ente foral a pesar de la importante cantidad de dinero que esta institución ha perdonado al club que preside: "Con Fernando me llevo estupendamente, a pesar de que he reclamado mayor lealtad. Con una relación más leal y fluida, poniendo las cosas encima de la mesa, todo habría ido mejor", disparó Agirre. "La aportación que hemos hecho en nombre de los 320.000 alaveses ha sido más que suficiente. Si no fuera por la Diputación, el club ya estaría liquidado", recordó Rodríguez.

La postura de los rectores forales apenas difiere de la que han adoptado otros sujetos activos de este inconcluso proceso de salvación del club. La figura del presidente en funciones, por el momento protegido por ciertos intereses mediáticos, se ha convertido en una amenaza. Hoy por hoy, ni los que podrían llegar a ser sus socios confían en él.