vitoria. Las heridas todavía supuran. Poco importa que en los despachos, avalados por las pruebas y con algunos recursos ganados, el Deportivo Alavés haya encontrado algo de alivio. La derrota ante el Mirandés, en un duelo desquiciado y que se saldó con cinco expulsiones, provoca pesadillas. De hecho, Javier Pereira reconoció que a lo largo de la semana su trabajo se ha dirigido más a recuperar el ánimo de sus pupilos que a la misión de desarrollar nuevas tácticas para corregir errores. "Más que perder los tres puntos, ese partido lo que te deja es una herida emocional abierta. Nunca podíamos imaginar que se produjera una situación así en apenas veinte minutos. Parecía que había pasado un tornado por el campo", reveló el entrenador extremeño.

Y es que no es fácil asimilar una derrota tan caótica. Pero, además, el Alavés ha visto su panorama inmediato muy comprometido por las temidas bajas por sanción o lesión. "Nunca vi tan cerca la tercera victoria consecutiva como el día del Mirandés", se lamentaba ayer. Por eso, la decepción aún es mayúscula y exige encontrar pronto un remedio, al menos, anímico. "Nos hemos preparado toda la semana para que el grupo esté fuerte. Hay que saber levantarse de estas situaciones. De la única manera que puedes salir de ahí es apoyándote en el entorno más cercano, en los compañeros, el club... Ahora no hay que desunirse y sí hay que salir adelante", admite.

El conjunto albiazul se aferra a comportarse como una piña para aunar esfuerzos y reconducir la situación. El calendario, a juicio de Pereira, no supone una ayuda. Sin embargo, a medio plazo quizá la decepción se trueque en esperanza si se logra un resultado positivo en Palencia. "En una semana, con gente que se va a recuperar, quizá tengamos una plantilla al 80%. Nunca me había ocurrido que un equipo mío se quedara sin cuatro jugadores en un partido. Por eso, de la adversidad hay que sacar lo máximo y aprender para el futuro", insiste.

De momento, en los últimos días, Pereira considera que el grupo ha recuperado el "equilibrio" psicológico para minimizar los daños. "La justicia absoluta no existe. Muchas tarjetas pudieron llegar porque el temperamento de un jugador, con todo lo que estaba pasando, se alteró. Pero, ahora, con la aceptación de los recursos, al menos podemos completar un once competitivo del primer equipo", avanza.

No en vano, la cita en Palencia se antoja como un examen en el peor momento. La plaga de ausencias se antoja como el principal mal. Además, se enfrenta con un adversario que ya le ha dado un coscorrón esta temporada. Aún duele que el equipo castellano fuera quien apease al Alavés de la Copa. Y es que, con el paso de las jornadas, Javier Pereira observa que este bloque cuenta con más argumentos de los previsibles para situarse en lo alto de la clasificación. "Es un equipo que está consolidado porque están trabajando juntos desde hace dos años. Recibe muy pocos goles en su campo y su funcionamiento es homogéneo y bueno", analiza.