En tiempos de inmediatez el encaje de bolillo desafía las normas. Esta artesanía lleva siglos trasladándose de generación en generación, aunque cada vez con menos impulso, o eso se cree. Rebeca Bartolomé Jiménez se enamoró de los bolillos a los 23 años y desde entonces forman parte de su vida. Su trayectoria inicia en Vitoria donde cursó diseño de moda y luego se trasladó a Madrid para hacer la FP superior de técnico de textil.

El inicio

En este último periodo académico fue donde descubrió el encaje de bolillos y siguió formándose en ello. Al volver a su ciudad quiso seguir aprendiendo sobre este oficio, pero no encontró ningún profesor o profesora. Su pasión y dedicación a esta artesanía la empujaron a querer enseñar a otros. “Me enamoré de los bolillos y cuando volví a Vitoria vi que no encontraba dónde seguir formándome y dije ‘pues voy a dar clase yo’”.

Rebeca Bartolomé con una de sus alumnas. Alex Larretxi

Los primeros años lo hizo de manera complementaria a otro trabajo, indecisa en si dar el paso hacia delante o mantener el bolillo en su vida en un segundo plano. “Al principio cuando empecé, yo estaba estudiando, trabajaba en otros sitios y era una manera de seguir ligada a los bolillos”.

Nueva etapa

Hace unos meses tomó la decisión y se aventuró a profesionalizar del todo su pasión por esta artesanía. Rebeca Bartolomé asegura que de momento la situación va viento en popa, tiene trabajo y encargos suficientes como para sacar el beneficio necesario para vivir de ello.

Principalmente, ofrece talleres de encaje de bolillo, más o menos tienen un grupo ya formado que acude todas las semanas para una sesión de dos horas. Este se realiza en la tienda de Jaio Deco, un espacio de personalización de muebles y también de talleres de artesanía.

JAIODECO, UN ESPACIO DE 'COWORKING' CREATIVO

aione es la dueña de este pequeño negocio ubicado en la calle Pedro Asúa número 9, además de sus propias actividades ofrece su espacio para que otras profesionales como Rebeca puedan desarrollar sus labores. Su negocio se ha convertido en un lugar de coworking creativo, que compagina con sus labores y sus talleres de artesanía. Se puede ver todo su trabajo en su perfil de Instagram @jaiodeco.

Otras actividades

Además de los talleres da clases en la Asociación de Vecinos de Adurza y en Nanclares donde está contratada por el Ayuntamiento. Asimismo, en el colegio Marianistas imparte una extraescolar de arte textil. 

Todas sus alumnas son mujeres, o niñas en el caso del centro escolar, y la mayoría adultas o ya personas mayores jubiladas que encuentran una escapatoria de la rutina en el encaje de bolillo. 

Rebeca Bartolomé. Alex Larretxi

Rebeca Bartolomé habla con entusiasmo sobre los logros y las obras de todas sus alumnas, sobre todo de las niñas más pequeñas, que pese a su edad demuestran una gran capacidad para crear desde cero una cartera o un cojín.

“Son niñas de quinto o sexto de primaria que parece que no van a saber hacerlo, pero tienen un arte y si les das un poquito de cariño y les explicas las cosas, hacen muchísimo. Ahora vamos a hacer un cojín, cada una hace el suyo desde cero, es decir, cogen una tela de retor básica y han dibujado su cojín, lo están bordando, lo coserán y pondrán la cremallera”.

Atraer a más

Pese a que todavía no hay muchas jóvenes interesadas en el taller de bolillos, la vitoriana confía en conseguir atraer a más de ellas a través de sus enseñanzas y de las redes. También es consciente de que los horarios pueden ser un problema para las pocas alumnas que estudian o las que trabajan, y está valorando crear un grupo los sábados por la mañana.

Taller de encaje de bolillos. Alex Larretxi

Asimismo, ella se muestra contenta con el volumen de trabajo y con su grupo de alumnas a las que apoda ‘Mis chicas’. Aun así, se ha fijado como objetivo ‘enganchar’ a una o dos alumnas nuevas cada curso. En estos momentos todavía dispone de una plaza libre para el taller de encaje de bolillo los lunes por la mañana.

Más que un taller

Las alumnas están encantadas con su profesora que no solo les asesora en clase, también vía Whatsapp, para que ningún error o fallo les paralice de continuar el trabajo en sus casas. Para muchas de ellas esta actividad es su momento de desconexión de la rutina.

Además, las clases se convierten en una quedada con amigas donde conversar y disfrutar mientras consultan dudas o aprenden cosas nuevas.

También realiza encargos, la mayoría los envía fuera del País Vasco, que ocupan gran parte de sus días y que pueden llegar a ser cuatro o cinco meses de trabajo fácilmente. Aun así, Rebeca Bartolomé se encuentra feliz e ilusionada por este nuevo capítulo de su vida, y agradecida de poder convertir su pasión en su trabajo.