La startup alavesa AidTec Solutions, fundada por Iñigo Echevarría, Izaskun Orive y Daniel Teso, ha dado un paso innovador en la enología con la creación de KUBE, un vino que combina la tradición vitivinícola de Rioja Alavesa con la inteligencia artificial y la computación cuántica. La presentación de la bebida se celebró este viernes en Labastida, evento que desde AidTec describen como "el resultado de una apuesta".
La empresa creada para estudiar las necesidades del agricultor y desarrollar tecnologías que ayuden al sector vitivinícola, utiliza las nuevas tecnologías para analizar los viñedos.
“La IA ha permitido la creación de este vino utilizando todos los datos de los sensores para recoger lo que es la uva en su momento óptimo para conseguir un grado de calidad excelente”, explica Echevarría, CEO y Data Manager de AidTec.
Con la base tecnológica, AidTec se propuso optimizar el proceso de vinificación. El proyecto comenzó con catas populares de consumidores no expertos en las que se midieron aspectos como el olor, el sabor, la textura en boca, el color o el aspecto visual de la bebida. A partir de esa información, los algoritmos identificaron la composición química ideal del vino y, con ella, las condiciones óptimas de la uva.
Echevarría, experto en proyectos de digitalización y analítica avanzada, cuenta que el objetivo de esta primera fase era descubrir qué atributos tenía que tener ese vino para que gustara al mayor número de personas. En la segunda fase, la empresa avanzó hacia una computación cuántica que permitió afinar los procesos de bodega para obtener lo que denominan “la receta del vino idílico”.
"Hemos logrado mantener la esencia y la tradición, pero con el soporte de la inteligencia artificial”
El resultado es KUBE, un vino que mantiene la esencia y la firma de los enólogos tradicionales, pero apoyado en datos y modelos predictivos. “No queremos decir que sea un vino hecho con inteligencia artificial, sino un vino soportado por ella”, subraya Echevarría.
Una idea nacida en un cumpleaños
La inspiración para aplicar esa tecnología al vino surgió casi por casualidad. Durante un cumpleaños, el CEO de AidTec compartió una conversación con Aitor Moreno, investigador en el ámbito de la inteligencia artificial cuántica. Moreno le habló de un proyecto con el Basque Culinary Center en el que la IA había diseñado la receta de un puré saludable que llegó a imponerse en un concurso frente a platos elaborados por cocineros profesionales.
“Si la inteligencia artificial había sido capaz de diseñar una receta ganadora, ¿por qué no hacer lo mismo con el vino?”, se preguntó Etchevarría en aquel momento. Aquella reflexión fue el nacimiento de lo que hoy es KUBE. Poco después, AidTec firmó un convenio con la Fundación Ibermática para desarrollar modelos de IA aplicados a la viticultura.
El proceso de creación de KUBE
Desde AidTec explican que KUBE no es solo un vino, es una experiencia viva que nace en los viñedos de Labastida y crece con el impulso de la inteligencia artificial, la tradición vitivinícola y el conocimiento colectivo.
Lejos de lo que pueda parecer, KUBE no pretende sustituir la labor de los enólogos ni romper con la tradición. Los enólogos que colaboran en el proyecto insisten en que la ejecución sigue siendo tradicional, con la “firma del autor” que caracteriza a cada vino.
Desde AidTec recalcan que los datos orientan, pero la decisión final y el proceso siguen estando en manos del ser humano. “No queremos decir que es un vino hecho con inteligencia artificial, sino un vino apoyado por ella”, matiza el CEO de AidTec.

En palabras de Echevarría, la primera fase del proyecto fue definir el producto óptimo; con catas populares en las que participaron medio centenar de personas aficionadas al vino, pero no expertas. La idea era identificar, desde la perspectiva del consumidor medio, qué atributos organolépticos resultaban más atractivos.
Con esa información, los algoritmos analizaron la composición química de los vinos preferidos y establecieron qué condiciones debía cumplir la uva para alcanzar ese perfil ideal.
Presentación en Labastida
El lanzamiento de este viernes en Labastida, no ha sido solo la puesta de largo de un nuevo vino, sino el resultado de años de investigación y la demostración de que tradición y tecnología pueden convivir en armonía.
“El vino es para nosotros el resultado final del proyecto. La prueba de que la electrónica y la inteligencia artificial pueden aplicarse a la agricultura para hacerla más eficiente y sostenible”, señala Echevarría. Aunque reconocen que se trata de una apuesta arriesgada, desde la compañía esperan una buena acogida.
Las primeras catas ya apuntan en esa dirección. Los participantes valoraron positivamente el equilibrio alcanzado en el vino y la fidelidad a los rasgos característicos de Rioja Alavesa. “Lo hemos conseguido —afirma el CEO de AidTec—. Hemos logrado mantener la esencia y la tradición, pero con el soporte de la inteligencia artificial”.
AidTec Solutions
La empresa nació de la unión entre el mundo agrario y la tecnología, fundada por Íñigo Echevarría, experto en inteligencia artificial, Daniel Teso, especialista en electrónica, e Izaskun Orive, agricultora con viñedos propios, surgía con un objetivo claro: llevar la digitalización y la analítica avanzada al sector agrario para hacerlo más sostenible y eficiente, ayudando a los agricultores a tomar decisiones más precisas y sostenibles.
“AidTec surge de la conexión entre tres mundos: la electrónica, la inteligencia artificial y el campo”, explica Echevarría. Desde sus inicios, la compañía ha trabajado en el desarrollo de sensores capaces de recopilar datos clave del viñedo —nutrientes, temperatura, humedad o niveles de nitrógeno y potasio— que permiten al agricultor tomar decisiones fundamentadas.
Durante este proceso que ha tenido como resultado final KUBE, han contado con el apoyo y ayuda de los expertos del sector, colaborando con instituciones, universidades y Fundación Ibermática. Sobre todo, han contado con la ayuda de agricultores y bodegas, que como describen "son quienes más saben del sector" y los que les han ayudado a lograr una agricultura más sostenible.