Tengo entendido que al presentar su innovadora herramienta al sector agrario, las caras de los agricultores eran un cuadro.

–(Risas). Sí, gracias al Ayuntamiento de Labastida, nos pusimos en contacto con los bodegueros de la zona para presentarles nuestro proyecto y sí, en un principio las caras eran un cuadro, pero en cuanto les explicamos que no se trataba de tecnología para suplantar a los agricultores sino de todo lo contrario, de una herramienta para ayudarles a hacer mejor su trabajo y conseguir una agricultura más sostenible y rentable, poco a poco, se fueron limando las reticencias, y a partir de ahí fue un bombazo, la verdad.

¿Qué tienen de especial los dispositivos que han creado?, ¿cómo funcionan?

–En primer lugar, que son made in Álava y tienen un diseño muy respetuoso con el campo. El dispositivo consiste básicamente en una caja hermética, que se coloca aprovechando el emparrado de las cepas o con un soporte al lado de la vid en el caso de las viñas plantadas en vaso. Lleva un sensor que se entierra a una profundidad suficiente o a diferentes alturas en caso de querer cotejar información de distintas capas de la tierra, y de ahí se obtiene mucha, muchísima información que, de manera inmediata, va a la base, se sube a la nube y ya se puede comenzar a tratar e interpretar. Asimismo, tenemos capacidad para simular sensores mediante inteligencia artificial (IA), sensores que van a ofrecer los mismos datos que los sensores reales, con lo que evitamos invadir las viñas de dispositivos y cajas; basta con colocar dos o tres y simular otros tantos.

“Kube será un vino de tirada corta, unas 6.000 botellas, algo exclusivo y que guste al mayor número de personas”

Información que beneficia al agricultor.

–Claro, porque el objetivo es que cuando el agricultor vaya a realizar una labor en la viña, lo haga en base a datos y, de esta manera, pueda tomar la mejor decisión. Por ejemplo, conviene echar ahora este producto o no, adelanto la vendimia o espero, etc. Al final, las mejores decisiones se traducen en ahorro de costes, de trabajo y más rentabilidad; en este caso, se traduce en mejores cosechas de uva.

¿Muchos obstáculos en el camino?

–Uf. Bueno, dentro de lo tortuoso del camino, lo hemos sentido llano, ya que hemos estado bien acompañados en el proceso y nos han abierto puertas y acogido muy bien la idea. ¿Obstáculos? Más que nada, al introducirnos en un sector históricamente tradicional como es el agrícola, hay que explicar muy bien este tipo de novedades y preparar el terreno; el mayor obstáculo quizá haya sido el momento de emprender, de crear la firma, la parte más desconocida para nosotros.

AidTec va a sacar al mercado el primer vino soportado por computación cuántica e inteligencia artificial, casi nada.

–Sí, básicamente. Creemos que somos capaces de desarrollar la receta de un vino que guste al mayor número posible de personas, en base a toda esa información que nos proporciona la herramienta que estamos desarrollando. Además, queremos que sea un vino amable en boca, de un ticket medio-alto, es decir, algo exclusivo porque va a ser un crianza, y de tirada corta, 6.000 botellas, aproximadamente. La idea es comerciarlo a finales de 2025, bajo el nombre Kube, por las cubas, que son el elemento básico donde el vino reposa y recoge los aromas terciarios. para ello, hemos realizado catas para saber qué gusta y qué no al cliente y hemos comprobado que al grueso de la población no le van los sabores súper fuertes, prefiere sabores más amables.

“Estamos desarrollando un pequeño robot capaz de realizar tomas de una viña para saber cómo va evolucionando”

Y eso, ¿qué significa?

–El común de la gente pide vinos amables en boca, no tan astringentes, quizá con aromas algo complejos, pero que al final, el poso que deja en boca no sea tan largo sino un pelín más corto. En definitiva, lo que pretendemos con este vino es que el consumidor viva una experiencia, que deguste un vino especial, con una larga historia por detrás, que sepa que viene de un viñedo que hemos estado monitorizando a lo largo de todo el proceso, desde que se podó la vid, la savia bajó y se quedó en reposo hasta que comenzó la floración. Además, queremos hacerle partícipe, que nos detalle sus preferencias, de cara a una nueva cosecha. Ojalá salga un vino estupendo y fantástico.

“Al final, las mejores decisiones se traducen en ahorro de costes y trabajo y en una mayor rentabilidad”

También han desarrollado un pequeño robot para ‘patrullar’ las viñas.

–Sí, se trata de un robot de pequeños tamaño, pero preparado para llevar algo de utillaje y con cámaras para realizar una toma del viñedo, de cómo está evolucionando, incluso está preparado para cuantificar daños, tras una catástrofe, caso de una helada o de pedrisco, tiene muchas variables. Además, lleva un depósito para poder realizar pequeñas labores, como aplicar un producto fitosanitario, aunque a nivel comercial todavía no ha visto la luz porque está en proceso de desarrollo.

Habrá agricultores que teman ser sustituidos por un robot.

–O le ven el filón y piensan que se pueden quedar en casa cuando llueva y mandar al robot al campo (Risas).