La semana pasada hubo muchas noticias de esas que copan titulares: entre elecciones europeas, llamada urgente a declarar de Begoña Gómez que trastocó el final de la campaña electoral, el asesinato de película del hermano de Begoña Villacís, también asistimos a varios dramas en el universo de las redes sociales.
Por un lado, el apocalipsis de Meta, con su comunicado de que a partir del 26 de junio empezará a entrenar su IA con tus datos e imágenes (en Facebook, Instagram, Threads y WhatsApp) y por otro el anuncio de Elon Musk, magnate dueño de X (anteriormente conocida como Twitter), de que permitirá contenido pornográfico en esta red. Asumo que para hacer honor, por fin, a su nuevo nombre.
Vamos por partes.
Lamento ser portadora de malas noticias, pero Meta lleva entrenando sus algoritmos con tus datos desde hace muchísimo tiempo. Solo que ahora, para no llevarse una multa de aúpa, en la Unión Europea están en la obligación de comunicarlo y ofrecer una salida a las personas que no quieren que sus gatitos o sus hijos menores sean alimento para la inteligencia artificial.
Entonces, si esto ya lo hacían ¿por qué tanto revuelo?
Es la primera vez que reconocen que van a alimentar a la “bestia” y que ponen a disposición de usuarios, de manera razonablemente accesible, una forma de oponerse al uso de nuestra información.
Para oponerse, por cierto, hay que buscar en el menú “información” si es Instagram o “configuración” en Facebook e ir a Política de privacidad y donde se habla de los cambios en relación a la IA, pulsar en el enlace ‘derecho a oponerte’, rellenar el formulario indicando que no quieres y las razones por las que no quieres, que pueden ser sencillamente que “no quieres” y darle a enviar. En algunos casos solicita una confirmación con tu propio correo electrónico pero es un procedimiento bastante rápido.
Threads está conectado con Instagram, pero nadie ha dicho nada de que podamos oponernos en WhatsApp. Quizá sea porque en teoría en esta red las comunicaciones son privadas. Se verían en un lío si tuvieran que reconocer que en realidad de privadas nada…
Tampoco nos han dicho lo que caerá nuestro alcance (el número de cuentas que nos siguen y que verán nuestras actualizaciones) cuando nos opongamos. Si ya los números son bajos, echémonos a temblar.
Que las diferentes plataformas de IA están utilizando todos los datos que encuentran a su paso en internet para entrenarse es una obviedad. La misma Scarlett Johansson ha denunciado a OpenAI (la matriz de ChatGPT) por el sospechoso parecido de la voz de la herramienta con su propia voz.
Además, infinidad de medios están llegando a acuerdos económicos a cambio de prestar su contenido, en muchos casos bajo muros de pago, para el mismo fin: entrenar a unas inteligencias ávidas de información. Y en este contexto, para más inri, la ausencia de legislación específica está generando una barra casi libre para el caos.
Al mismo tiempo, el magnate de origen sudafricano Elon Musk, dueño de la plataforma X (antes conocida como Twitter) ha decidido que lo que realmente le faltaba a su juguetito era... contenido pornográfico. Sí, ahora X va a hacer honor a su nuevo nombre. Aparentemente, entre coches eléctricos, cohetes espaciales e implantes cerebrales, Musk ha decidido aumentar el tiempo que las personas usuarias de esta red social pasan en ella aceptando contenido para adultos en su red social.
Los internautas han puesto el grito en el cielo: ¡es el acabose! Pero es que no hay nada nuevo bajo el sol. Hace ya seis años del affaire Cambridge Analytica, el que destapó que Facebook vendía al mejor postor los datos de sus usuarios y que se estaban usando para el mal en campañas electorales, por ejemplo, desde hacía años. Hasta entonces se sospechaba, como en las campañas que terminaron provocando el Brexit o la que llevaría a Trump a la Casablanca en 2016, pero no había confirmación. Y en 2018 la hubo.
Luego está LinkedIn, que es una red social mucho más discreta y cuya matriz es Microsoft. LinkedIn ofrece insignias “top voice”, que viene a ser algo así como que eres lo más de lo más en tu campo, por ayudarles a completar artículos especializados que redacta (malamente, añado) una IA. Y allá que van hordas de especialistas, cada uno en lo suyo, a alimentar a la bestia, con contenido fabuloso.
Hay diferencia en las formas pero, ¿en el fondo?
En el fondo lo que estamos es jodidos. Me gustaría poder decir otra cosa, pero no. Vivimos en la rueda de hamster y aunque lo que deberíamos hacer masivamente es salirnos, romper con estas plataformas que están acabando con nuestra salud mental, que no están cumpliendo con sus promesas de mundo feliz y conectado y volver a los orígenes: a no quererlo todo inmediatamente, a conectar con nuestros amigos por chat o por teléfono o, mejor aún, por correo electrónico o teléfono.
Nos toca lidiar con este momento. Nuestras vidas digitales están constantemente vigiladas por empresas sin escrúpulos que las explotan para alimentar algoritmos de IA que luego nos venden como panacea. Sinceramente, no me creo que pese a oponernos, nuestros datos queden al margen. De hecho, tan solo podemos oponernos si somos usuarios europeos. Los asiáticos y los americanos, los mayores mercados donde operan estas plataformas, no pueden oponerse. ¿Cómo podríamos saber si hemos ejercido fehacientemente nuestro derecho?
Tal vez ha llegado el momento de escapar de esta vigilancia omnipresente y tomar decisiones conscientes, estableciendo límites claros en nuestro uso de las redes sociales y no solo firmando un documento.
Hasta que llegue ese momento, estamos en un juego sin fin. Y mientras tanto, si te parece que el contenido de X se está "intensificando", no te alarmes, es solo Elon haciendo que su plataforma sea, digamos, "más literal" con su nuevo nombre.