Fuentesaúco vivió ayer una fiesta que este pueblo zamorano tardará en olvidar, pues al día festivo que tocaba por calendario se sumó el emotivo acto de homenaje a Domingo de Amézaga, el miñón que en 1800 acudió con otros siete compañeros alaveses a socorrer a los vecinos de la zona del pillaje de los bandoleros.

Al acto asistió una representación del Gobierno Vasco y de la Diputación alavesa, encabezada por el vicelehendakari, consejero de Seguridad y por tanto maxima autoridad de los miñones, Josu Erkoreka.

Las autoridades y los miñones en Fuentesaúco. Redacción DNA

Uniformes de época

Junto a ellos se desplazaron hasta Fuentesaúco agentes del cuerpo foral alavés, que ataviados con diferentes uniformes de época asistieron a una jornada que arrancó con un responso y contó además con una ofrenda floral, el Agur jaunak y la entrega de una placa a los policías alaveses. Asistió además una representación de los miñones jubilados a un acto que reivindica una bonita historia perdida en el olvido durante 200 años.

Jorge Cabanellas

Fue en 2021 cuando el miñón y divulgador Jorge Cabanellas descubrió que en la iglesia de Fuentesaúco reposa el cadáver del primer agente del cuerpo muerto en acto de servicio.

Un disparo en la cabeza

Domingo de Amézaga recibió un disparo en la cabeza cuando se encontraba emboscado en una fonda de Fuentesaúco por un grupo de milicianos corruptos que dijo haberlos tomado por bandoleros. El pueblo zamorano enterró a Domingo de Amézaga con honores de noble, en agradecimiento por los servicos prestados a sus habitantes.

Amézaga murió, pero sus compañeros, tras pasar por la cárcel injustamente, prosiguieron en la persecución de los delincuentes y ayer, 224 años después de que aquel épico suceso, se rindió un homenaje al cuerpo policial alavés.