Cuando hablamos con ella estaba terminando la mudanza a su nuevo estudio, seguía asimilando la noticia de que su cortometraje de animación, “Txotxongiloa”, había sido nominado a los Premios Goya, y pensaba en si tendrá o no que dar un discurso de aceptación en poco más de un mes.

Sonia Estévez atendió a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, apenas unos días después de conocer su nominación a los Goya, en la nueva sede de TikTak Film Studio en Vitoria. Para esta directora alavesa especializada en cortometrajes de animación en stop-motion, el 2023 no podría haber terminado mejor. 

La suya no es una vocación temprana. Sonia lleva trabajando desde muy joven en bares y fábricas para costearse los estudios. Unos estudios que, en un principio, nada tenían que ver con su profesión actual. “Hice Forestal y luego Química Ambiental porque, de pequeña, me gustaba mucho el monte y lo del medio ambiente”, explica, “pero trabajé poco tiempo en eso”. 

Su interés por la animación ya estaba ahí. Estudió en Barcelona stop-motion, una técnica de animación que consiste en realizar fotografías donde se van moviendo los objetos y personajes paso a paso. Cuando esas fotografías se unen, crean movimiento y una historia. “Descubrí que esas cosas que construyes se pueden mover. Es fascinante poder dotar de vida a unos objetos inanimados y contar con ellos historias”.  

Tras una etapa como como bibliotecaria en Vitoria, en 2018 crea TikTak Film Studio y empieza a rodar cortos. Sonia resalta la complejidad del cortometraje de animación como género, donde hay que tener una narrativa concisa y potente y, además, donde el dinero es un elemento importante a tener en cuenta. 

“Para un largometraje de animación, estamos hablando de levantar muchos millones de euros y de mucho tiempo. Calcula casi tres años para buscar financiación y otros dos o tres para producir”. En el caso de Sonia, el tiempo medio de producción para sus cortometrajes depende de la complejidad de la historia. “Txotxongiloa” implicó 10 meses de trabajo mientras que su último corto, “Malkoak” fueron solo cinco. Y los presupuestos son mucho más modestos.

Sonia Estévez en su estudio de animación Alex Larretxi

Esa gestión financiera es uno de los desafíos más significativos. Sonia ha tenido que asumir múltiples roles, desde la dirección hasta la producción. “Levantar un corto de bajo presupuesto cuesta mucho, no tienes resueltos todos los perfiles que necesitas y terminas haciendo de directora, productora, productora ejecutiva…” Pero esa versatilidad también tiene su lado positivo. “Me ha ayudado a ver que lo que más me gusta es la dirección y la animación en la construcción”. Mientras consigue reunir el dinero, Sonia rueda spots publicitarios, para Syfy internacional o la felicitación navideña del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz de 2022 por el aniversario de la Green Capital, por ejemplo.

Sobre el mundo del cine, Sonia también aborda la problemática de la visibilidad femenina. A pesar de que la mayoría de los estudiantes en campos relacionados con el cine son mujeres, su representación en roles profesionales y directivos sigue siendo baja. “Eso es curioso. En algún momento, las mujeres nos caemos por algún sitio o renunciamos por las razones x que sean. Y sí, se está empezando a dar visibilidad a los perfiles como dirección, producción o producción ejecutiva, pero el cine no es solo es eso. Hay muchos trabajos dentro del cine, me da igual de animación o ficción, que tienen que tener también más visibilidad, que también son importantes”.

Sonia Estévez en el encuentro de nominados a los Premios Goya Academia de Cine

Y esa desigualdad también se ve reflejada, entre otros muchos factores, por ejemplo, en el coste medio de una película. Según un informe del 2022 de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y Medios Audiovisuales), un proyecto dirigido por una mujer tiene un presupuesto un 41% inferior al de un hombre. 

Aun así, Sonia anima a jóvenes que quieran adentrarse en el mundo del cine. “Les diría que confíen. Lo que yo hice fue un ejercicio de autoconfianza muy grande cuando empecé. Tiré hacia delante pensando en que podía conseguirlo. Hay que formarse, y no tienes que especializarte en todas las áreas, pero sí conocer cómo funcionan”. Para avanzar hay que meterse en producciones, ver cómo se hace, cómo se pelea un proyecto para sacarlo adelante porque nunca se sabe. “Yo no pensé que iba a llegar a premios en festivales y una nominación a los Goya”.

Para Sonia, los desequilibrios en igualdad en el mundo del cine no dejan de ser un reflejo de las dinámicas más amplias de la sociedad, donde las mujeres aún enfrentan barreras significativas. Esa perspectiva feminista se refleja muy bien en su cortometraje nominado “Txotxongiloa”, donde explora e invita a reflexionar sobre las cuerdas que cogen las mujeres y donde no está claro si otorgan más libertad o si, por el contrario, la coartan.

Sonia encara un 2024 con una atención mediática tras su nominación a los Goya que le ha pillado por sorpresa y dice sentirse algo abrumada. “Sinceramente no estaba preparada para esto. Estaba primeriza total, por decirlo de alguna manera. Pero, poco a poco, te vas haciendo.” 

De ganar el Goya, Sonia sería la segunda mujer en 27 años en llevarse la estatuilla al mejor corto de animación

La última vez que una mujer ganó un Goya por un cortometraje de animación fue hace 27 años; en la próxima edición, hay 5 mujeres nominadas como directoras. El 10 de febrero, Sonia sabrá si “Txontxongiloa” cuenta con el reconocimiento de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Pero la directora alavesa ya piensa en futuros proyectos. “Me gustaría empezar a desarrollar algo más, de más de envergadura. Creo que, con tres cortos, estoy más que preparada para resolver proyectos de mayor duración o complejidad, como una serie”.