Unai Amiano (21-X-2004) debuta este viernes con Baiko Pilota en su casa, el Uranzu de Irun, a partir de las 19.30 horas. Lo hará con Mariezkurrena II como padrino ante Jaka-Imaz. Estreno de campanillas.
Le comunicaron que iba a ser el siguiente en debutar con Baiko a principios de julio y le ha tocado esperar más de un mes para vestirse de blanco.
—Fue un poco sorpresa. Llevaba unos meses con buenos resultados y entrenando muy bien. Hacía un año o dos desde que debutó el último pelotari con Baiko y siempre surgen dudas. Además, había más jóvenes en nuestra demarcación peleando por debutar. Me lo comunicaron a principios del verano. Me convocaron para una reunión, fui a las oficinas y me dijeron podía ser el siguiente. Estoy contento, porque sé que era algo difícil.
¿Un sueño hecho realidad?
—Desde pequeño pones siempre los partidos en la tele o a veces vas al frontón y siempre lo ves muy lejos. De todos modos, tampoco tenía en la cabeza eso, porque era muy complicado. Cuando ves que te estás acercando, hace ilusión.
¿En algún momento llegó a pensar que no iba a llegar la oportunidad?
—Hace dos años, antes de empezar con Baiko, prácticamente todos los de mi edad o mi categoría estaban o entrenando con alguna empresa o ya con precontrato. En mi caso, estaba sacando muy buenos resultados e, incluso, hubo una racha en la que gané casi todos los torneos: El Antiguo, el DV, el Soroa... Y, sin embargo, no estaba con ninguna empresa. Con 17 o 18 años tampoco piensas en eso.
El salto
Pero logra dar el salto.
—Fíjese, tres años dan para mucho. De los que veía entrenando con los profesionales o con la empresa, he sido el primero. Tampoco tienes que hacer un precontrato con 15. Al final, llega cuando llega. Hay un punto en el que vas a entrenar a ese nivel y si te ven bien, vas para arriba. Y hay veces que, aunque estés bien, tampoco tienes la oportunidad de subir.
¿El tiempo en el aficionados le ha venido bien para cocerse como pelotari?
—Cuando eres joven, juegas en promesas y ves que vas bien, pero hasta que no te toca enfrentarte con lo mejor que hay en aficionados o con profesionales, tampoco sabes cómo estás. Te puedes hacer una idea que igual estás preparado, pero luego vas a un partido contra algún veterano y te saca del frontón. Sucede que pasa un año y, pese a que no pienses que se ha evolucionado mucho, empiezas a ganar esos partidos de repente. En otras ocasiones, los nervios o las ganas no te permiten sacar tu máximo nivel. De todos modos, llega un punto en el que vas viendo que vas sacando resultados poco a poco sin haber cambiado nada. Es buena señal. Los resultados dan confianza.
¿En qué le hacen hincapié los técnicos en los entrenamientos?
—Me insisten en la defensa en el ancho, sobre todo. Soy zurdo y estoy obligado a mejorar la derecha. Además, metía muy bien el gancho de vez en cuando, pero algunas otras veces me fallaba la postura.
“Hasta que no te toca enfrentarte con lo mejor que hay en aficionados o con profesionales, tampoco sabes en qué nivel estás”
Tiene dinamita a bote.
—Puedo marcar diferencias así, sí. Es buena ventaja para un delantero. Eso te garantiza más pelota para rematar. De todos modos, si no estás bien de confianza o que no te salen las cosas, te quedas sin el golpe y sin remate. Creo que con el material que hay se puede hacer más daño para lo bueno y para lo malo.
¿Dónde cree que radica la mayor diferencia entre el campo aficionado y el profesional?
—Todos los rivales van a muerte y, aparte del nivel, que sí que sube bastante, diría que la mayor diferencia está en la presión con la que juegas. Es necesario saber gestionar la parte mental, porque hay momentos malos y hay que aprender a salir de ellos cuanto antes.
Primer pelotari de Irun
¿Le beneficia el material de profesionales?
—Por mi manera de jugar, diría que sí. Noto que hago más daño. Además, de manos he sufrido menos en los entrenamientos.
Es el primer manista profesional de Irun.
—Sí. De momento soy el primero. En Irún es complicado, porque tampoco hay demasiada afición a la pelota. Faltan pelotaris. Hay una escuela que ha empezado y eso es un trabajo a largo plazo. Espero que con los años vayan saliendo y se mantenga la tradición de jugar a pelota.
¿Quién ha sido su referente?
—No tengo un pelotari en especial. Siempre buscas lo mejor de los mejores. Aimar ha estado muchos años a un nivel muy alto y me he fijado mucho en él. Después, me he centrado en todos los zurdos en general: Xala, González, Unanue, Irribarria... Aunque tenían sus maneras diferentes de jugar, siempre hay algo que llama la atención. Y luego también pelotaris como Altuna III, Laso, Artola...
“Puedo marcar diferencias a bote con la pegada. Esa es una buena ventaja para un delantero, ya que garantiza más pelota para rematar”
Su hermano mayor Iker es uno de sus grandes apoyos.
—Ahora está jugando a trinkete, pero sí que me ha servido de ayuda. Iker tiene un año más que yo y siempre ha ido dando pasos por delante de mí. Ahora me suele ayudar mucho con lo que puede y eso también es importante. De momento, le va a tocar hacer de botillero.
¿Cuál es su objetivo para los próximos dos años que estará ligado a Baiko?
—Lo primero es cuidarme todo lo posible y no lesionarme. Al fin y al cabo, debido al material con el que se juega, se fuerza mucho el cuerpo. Después, aparte de entrenar todo lo que se pueda, trataré de disfrutar en el frontón. Por mucho que entrenes bien, si llegas al partido y tampoco das tu nivel, tampoco es bueno. Intentaré no presionarme demasiado.
¿Cuál es su modalidad favorita?
—Suelo jugar a gusto a parejas y el mano a mano también me gusta, aunque no juegue mucho. Respecto al cuatro y medio, también creo que se me da bien.