En las ikastolas de Álava todo está listo para que las clases empiecen el próximo lunes. Su presidente, Unai Mendizabal, hace un balance positivo de la matriculación, positivo por la respuesta de las familias ya que, a pesar de que desciende el número de alumnos porque nacen menos niños, y a otros desequilibrios detectados a raíz de los porcentajes establecidos para familias vulnerables y no vulnerables, no han perdido aulas y eso significa que la confianza de las familias se mantiene.

Este curso, 340 niños y niñas se estrenan en las ocho ikastolas de Álava, desde Lautada a Rioja Alavesa pasando por Ayala, Vitoria y Trebiño. El descenso de la natalidad se nota más en los pequeños centros, caso de Bastida Ikastola y en la ikastola de Agurain que “se mantiene justo, justo debido al bajón de la demografía”, subraya Mendizabal.

En el caso de Argantzun Ikastola, pese a ser un centro pequeño de la zona rural, no se detecta tanto bajón debido a que “somos una oferta educativa única que concreta bastante bien con lo que quieren las familias, es una opción única y muy diferenciada de la que ofrece la Junta de Castilla y León”, argumenta el presidente de las ikastolas en Álava.

A las familias, por su parte, les preocupa, además de la educación de sus hijos e hijas, por supuesto la carestía de los servicios, todo sube de precio: material escolar, transporte... “Estamos en una situación inestable”, apunta Mendizabal.

Al margen de estas preocupaciones que son similares para todos los padres y madres, independientemente del colegio al que vayan sus hijos e hijas, en las ikastolas preocupa el lento desarrollo de la euskaldunización del alumnado, que no se implante el euskera con la agilidad deseada, explica Mendizabal.

“El conocimiento del idioma crece, pero se estanca su uso porque su normalización no puede hacerse solo desde la escuela, tiene que haber más asideros fuera del centro escolar para poder vivir en euskera no solo dentro sino también fuera de la ikastola”, sostiene.

Desequilibrios en el sistema

En cuanto al nuevo sistema de admisión del alumnado, a pesar de que se han calculado una serie de porcentajes para familias vulnerables y no vulnerables a los que las ikastolas se han adaptado sin ningún inconveniente, ya que también persiguen la inclusión, es decir, que las ikastolas de Álava se abran a toda la sociedad, el presidente de las ikastolas de Álava detecta algún inconveniente del sistema, casos en los que, precisamente, el sistema no responde a ese buscado equilibrio en integración.

“Por ejemplo, en Armentia Ikastola ha habido un trasvase de familias que no se entiende muy bien; a unas se les ha denegado la matrícula en el centro y a otras se les ha impuesto, pese a no ser su primera opción. Y había sitio para esas seis familias que eligieron Armentia como primer centro. Por eso, estamos dispuestos a cumplir el índice de vulnerabilidad y que no sea un obstáculo, pero también hemos detectado algún desequilibrio en la norma, casuísticas un poco contrarias al propio principio”, reconoce.

Inquieta la Ley de educación

Además, opina que éste va a ser un año interesante porque en el Parlamento Vasco se está tramitando la Ley de Educación. “A ver en qué deriva”, dice expectante. “Partimos de la base de que ahora no hay una ley que englobe a todo el sistema educativo, en ese sentido es un avance, un primera paso; sin embargo, también vemos una serie de deficiencias ante las que hemos presentado una serie de enmiendas, a la espera de que algún partido las haga suyas”, espera.

“Proponemos que el sistema de enseñanza sea un sistema de inmersión en el euskera, que sea la lengua vehicular, que no pierda pero en la enseñanza, y otra serie de cuestiones que no están en la ley, decretos que nos generan incertidumbre porque se llevan a cabo sin el consenso con los agentes educativos, y eso nos inquieta”, señala Mendizabal. – R. Rz. de G.