Este próximo lunes, a las 18.00 horas, se entrega en el salón de actos de Egibide-Molinuevo el primer premio Arizmendiarrieta-Anitua que otorgan las Fundaciones Arizmendiarrieta Kristau Fundazioa y Diocesanas-Jesús Obrero con la colaboración de la Diputación Foral de Álava, Ayuntamiento de Vitoria, Cámara de Comercio y SEA-Empresas Alavesas, entre otras. El honor, en este caso, recaerá en A&B Laboratorios de Biotecnología cuyo valor diferencial son las personas. Santos Gil, miembro del equipo gestor de la Fundación Arizmendiarrieta, explica los motivos por los que el Modelo Inclusivo Participativo de Empresa (MIPE) promueve el bien común.

¿Por qué se han decidido a organizar este premio?

Nos parece una muy buena forma de dar a conocer el MIPE, que estamos promoviendo y que se basa fundamentalmente en una Proposición No de Ley que se aprobó en el Parlamento Vasco en septiembre de 2018 y en junio de ese mismo año en el Parlamento navarro con unanimidad de los grupos políticos. Queremos ir avanzando en su implantación.

¿En qué consiste exactamente ese Modelo Inclusivo Participativo de Empresa (MIPE) que pretende cambiar el concepto actual de las relaciones laborales para apostar por uno más humanista con el trabajador, que ha puesto en marcha la fundación?

Trata de que las empresas apliquen prácticas operativas en el ámbito de la gestión y que se cuente cada vez más con el protagonismo de las personas trabajadoras, para que no solamente se les considere como mano de obra, sino con sus conocimientos. En definitiva, que de alguna forma se les consulte, se les permita hacer sugerencias... para ir avanzando hacia una cultura más humanista.

¿Puede este enfoque humanista redundar en un mayor beneficio empresarial?

Por supuesto que sí. Somos conscientes de que una empresa que está motivada es más competitiva porque sientas la base para que esta empresa tenga más capacidad de adaptación y de innovación. En definitiva, está ganando en competitividad.

¿En qué empresas actualmente está ya este modelo MIPE?

Creemos que se adaptaría muy bien en empresas de entre 25 y 1.000 trabajadores y es muy factible en las de 500. Digo esto porque las demás ya tienen personal especializado en gestión de recursos humanos, así que seguramente muchas de estas cosas ya tienen implantadas, como Mercedes o Michelin, cuando hacen encuestas salariales de cómo está el sector y procuran estar en línea en cada uno de ellos. Es otra de las cosas que este modelo pretende cuidar para que no haya grandes diferencias salariales entre trabajadores y que no haya esa desigualdad con lo que se gana en otras empresas y también que se respete la equidad salarial interna para que todos ganen lo mismo por un trabajo de igual valor. Y, por supuesto, contar con un plan de igualdad, para que las mujeres cobren lo mismo que un hombre por un mismo puesto.

¿Qué tipo de prácticas tiene que adoptar la empresa para lograrlo?

Por ejemplo, en el ámbito de la comunicación contar con un sistema de información que fluya en todos los sentidos: de forma horizontal, de arriba a abajo y también desde abajo hacia arriba, es decir, desde la base, que son las personas trabajadoras, hacia la dirección. Por otro lado, hay que contar también con un buen plan de formación, en donde, al menos, el 80% de la plantilla haya recibido algún curso de formación continua a lo largo del año. Entendemos que una empresa que cuida la formación continua estará en mejores condiciones de sobrevivir, al adaptarse a todos los cambios y tener más capacidad de asimilar nuevas técnicas y metodologías. Eso también es un factor que se valora mucho a las empresas que optan al premio.

¿Es fácil adaptarse a ese nuevo modelo? ¿Cuánto tiempo hace falta para ver sus ventajas?

No es difícil. Al final es ir avanzando poco a poco en cada uno de los ámbitos que comprende el modelo. Es generar un clima de confianza y de transparencia porque puede ocurrir que en las empresas sí que fluya información, pero hay que tener con las personas de la plantilla una política de transparencia para hablar en todo momento y de todo y no solo en momentos malos, sino cuando las cosas marchan bien.

¿En qué empresas de Álava actualmente está ya implantado?

No llevamos una estadística. Seguramente, en Álava ya hay muchísimas en las que ya se aplica. Muchas de ellas son proveedoras de diversos sectores tecnológicos, como el de automoción, aeronáutico porque están sometidas a auditorías de homologación de los procesos de fabricación y gestión de los recursos humanos.

¿De qué manera en concreto se puede poner en práctica este modelo entre los trabajadores?

Hay muchas formas de poderlo implantar, como los círculos de calidad, los de progreso... O fomentar la participación con reuniones específicas. Por ejemplo, en planes de prevención de riesgo laborales. O a la hora de promocionar internamente en una empresa, para que un trabajador pueda concurrir a esa vacante, en vez de contratar fuera. Eso es importante, de cara a mantener a la plantilla motivada porque partimos de la base de que cuidar el salario es importante, pero no es el único factor motivante. Otro es promover el trabajo en equipo, cuidar la conciliación laboral, el teletrabajo.