Las consecuencias de la pandemia y de los confinamientos aún se dejan notar a través de numerosos productos que perdieron el momento de la comercialización y aguardan almacenados ocasionando pérdidas de ingresos y problemas de logística.

Ese es el caso, entre otros, de los vinos de Rioja, que sufrieron el parón en el sector de hoteles, restaurantes y cafeterías y que han ocasionado que muchas bodegas estén a rebosar de vino y sin encontrar una salida.

Algunas de ellas se han encontrado con que tienen dos cosechas en sus instalaciones y varias voces, sobre todo de las pequeñas asociaciones de la Denominación, reclaman a la Administración medidas para poder dar salida a unos 100 millones de litros para destilación u otros fines.

De hecho, en la reciente visita del ministro Planas a La Rioja, las organizaciones agrarias trataron de reunirse con él, pero no fue posible. La Unión de Agricultores le quería haber planteado que, después de tres campañas con muchos viticultores cobrando por debajo de costes, hay que implementar ayudas para eliminar producto del mercado hasta que se recuperen las ventas.

Pedían, por ello, aportar por financiar suficientemente la vendimia en verde y en aumentar la cantidad destinada a destilación (para que esta medida resulte atractiva).

Y es que la Unión no apoya la ayuda al almacenamiento, ya que es una práctica que igualmente van a realizar las bodegas, y no contribuye a eliminar vino del mercado.

Por su parte, Asaja quería haber reclamado que el Ministerio se “comprometa a apoyar con fondos europeos y nacionales” la puesta en marcha de medidas que previsiblemente aprobará el Consejo Regulador durante las próximas semanas y que estarán dirigidas a “desatascar los excedentes de vino que existen en el mercado de Rioja” tras la ralentización de ventas durante el segundo semestre del pasado año.