Agurain exprime los minutos festivos. Sin apenas tiempo para recuperarse del multitudinario txupinazo y de una larga noche de juerga, la localidad se lanzó para disfrutar de la jornada dominical bajo un cielo azul. Tras la llamada a la fiesta por parte de los miembros de la banda de música local, una de las primeras citas festivas de la jornada tuvo lugar en la plaza Dulantzi de la localidad. Cinco grandes colchonetas hinchables hicieron las delicias de las decenas de niños y niñas que se acercaron hasta este rincón para comenzar el día saltando, dando vueltas en el aire y tratando de zafarse de las caídas. Los más txikis se hicieron un hueco para disfrutar de los hinchables. Para muchos de ellos era su primera vez en la colchoneta, caso de Jokin, que miraba a uno y otro lado por la extrañeza del momento. Enseguida se animó y no dudó en seguir los pasos de los mayores y balanceaba de un lado a otro su cuerpo.

En el castillo de al lado, Ane y el pequeño Jon trepaban sin descanso por las escaleras para después lanzarse desde lo alto del castillo una y otra vez. El sonido del silbato les alertaba de que su turno había terminado. Algunos no se lo tomaban muy bien y se echaban a llorar. “No te preocupes que nos ponemos otra vez a la cola. Ahora les toca a otros niños”, comentaba una madre a su pequeño.

A escasos metros, decenas de personas se congregaron para homenajear a la patrona, la Virgen del Rosario, a quien las cuadrillas y asociaciones agasajan con ramos de flores en la iglesia de Santa María. Las asociaciones locales, las cuadrillas de blusas y los fieles realizaron una ofrenda floral en una ceremonia ambientada por el grupo parroquial. “Con estas flores queremos felicitarte en tu día”, decía una neska al tiempo que otra comentaba que “queremos expresar nuestro interés y compromiso en que todo el pueblo y quien nos visita vivamos unos días de alegría compartida”.

Después, la animación se extendió por el Casco Histórico de Agurain. Madrugadores y gaupaseros recorrían las calles empedradas para realizar el tradicional poteo antes de reponer fuerzas para una tarde en la que la música de las txarangas fue la protagonista.

Los habituales pasacalles se encargaron de desperezar a los más dormilones que veían en la cama su más fiel aliada para reponerse de todos sus males. A mediodía los aguraindarras se animaban a subir desde los barrios, donde la fiesta casi pasa desapercibida, a la almendra medieval pese a la lluvia. La plaza de San Juan acogió un vermú con baile en el que además de mover el esqueleto, mayores y pequeños tuvieron la oportunidad de degustar los pintxos servidos por un conocido catering de la localidad.

La plaza de San Juan se convirtió a la una del mediodía en un hervidero de gente que trataba hacerse con las suculentas viandas al son de la música de Los Tenampas y El Mariachi. Grandes voces en los coros, acompañadas de trompetas, guitarra, guitarrón, acordeón y cuatro violines. Instrumentos puros con una puesta en escena única y un nivel artístico que les trasladaron la magia del auténtico mariachi.

La tranquilidad fue la nota dominante por la tarde, con el aliciente de las barracas. El toro de fuego infantil en la plaza de San Juan dio rienda suelta a las sensaciones fuertes en una jornada preludio del lunes en la que los vecinos serán los auténticos protagonistas de la fiesta.