La Casa del Vino de Laguardia, de la Diputación Foral de Álava, ha iniciado la serie de informes del estado del viñedo durante la campaña 2022 haciendo una revisión desde su arranque en 2021 hasta fecha de hoy.

Señala el análisis que terminada la vendimia, ya desde los primeros días de noviembre, se produjeron lluvias que fueron acompañadas de altas temperaturas, lo mismo en Rioja Alavesa que en el valle de Ayala. El panorama cambió el último tercio de noviembre que resultó más frío de lo habitual, con lluvias y nieve hasta cotas próximas a los 500 metros. El agua caída en esos primeros días de campaña fue tan abundante que permitió suplir el déficit anual acumulado de 2021, año con un verano especialmente seco en toda la provincia. La acumulación de precipitaciones dio lugar a desbordamientos que alcanzaron los viñedos más próximos al Ebro en Rioja Alavesa.

El mes de diciembre resultó muy cálido continuando la racha de agua abundante en toda el área del viñedo de Álava (Rioja y Txakoli). La tendencia de temperaturas altas diurnas se mantuvo durante los primeros días de enero de 2022. Sin embargo, por la noche, las heladas fueron frecuentes. A partir del primer tercio del mes se produjo un giro drástico en cuanto al régimen de lluvias, ya que en enero las precipitaciones quedaron reducidas a las ocurridas durante los primeros días del año. Como consecuencia resultó un balance en ese mes que es normalmente lluvioso, exiguo en pluviometría, de los más secos de los últimos 30 años.

Más precipitaciones de las habituales

Durante todo el mes de febrero tampoco se produjeron apenas precipitaciones, las heladas de madrugada prosiguieron, así como los registros de temperatura durante el día suaves para la época, con una insolación superior al 25% de lo habitual para el mes. En consecuencia, febrero, se convirtió en uno de los meses más secos de la serie climatológica en toda Álava, lo mismo en Rioja Alavesa que en el Valle de Ayala.

Marzo por fin se mostró lluvioso, pero los apenas 30 l/m2 que cayeron en Rioja Alavesa no lograron compensar el déficit acumulado del invierno. Tampoco la lluvia en el área del txakolí fue suficiente para rectificar el invierno seco, aunque en cualquier caso el viñedo agradeció esas exiguas precipitaciones. Como curiosidad meteorológica se puede recoger que en la semana del 14 de marzo la borrasca Celia trajo una nube de polvo sahariano en magnitud no conocida que después sería barro en muchas áreas del estado, también en toda la geografía de Álava. Durante ese último mes del invierno los días fríos alternaron con los cálidos, resultando al final un balance del invierno meteorológico con temperaturas medias elevadas, gran amplitud térmica entre el día y la noche y precipitaciones por debajo de lo normal.

La llegada de la primavera trajo un cambio de tercio, ya que comenzó con lluvias abundantes e incluso nieve en cotas bajas los primeros días de abril. El frío que no se había visto en invierno asomó en primavera con el desborre de las variedades más tempranas ya iniciado, registrándose en Rioja Alavesa temperaturas de hasta -3º los primeros días de abril. En esta comarca la nieve llegó a cuajar a partir de los 700 metros de altitud y en el Valle de Ayala a los 300 metros se pudieron ver blancos los campos.

Sin afección

Los fríos de abril no afectaron apenas a los viñedos de Rioja Alavesa al estar aún apenas saliendo de la parada invernal. Sin embargo, en el Valle de Ayala al descender también las temperaturas pero estar la brotación más adelantada, se produjeron daños por el frío, siendo las variedades Riesling, Chardonnay y Ondarrabi zuri, por este orden, las más dañadas mientras que la Ondarrabi beltza resultó menos afectada.

Al periodo inicial de frío de abril le siguieron 10 días con temperaturas inusualmente elevadas más propias de verano, lo que facilitó el desarrollo de la viña. Después de Semana Santa (19 abril), las temperaturas bajaron drásticamente pero sin alcanzar registros peligrosos, siendo ese periodo de lluvias generosas y temperaturas bajas para la época lo que hizo que la viña evolucionara lentamente pero con buenas perspectivas por haber agua abundante en el suelo. Como consecuencia de todo ello el desarrollo se ralentizó, con lo que a primeros de mayo la viña ya llevaba un retraso de unos 15 días respecto de un año normal.

Sin embargo, este retardo que el cultivo llevaba en mayo pronto se neutralizó debido a las temperaturas elevadas de mayo que alcanzaron niveles inusualmente altos a mediados del mes. En pleno trabajo de espergura se originaron tormentas aisladas con lluvias que, al ser moderadas, no dieron lugar a condiciones para que el mildiu se mostrara ni tampoco se produjeron problemas de acariosis o erinosis más allá de lo habitual.

Uva abundante

En mayo en Rioja Alavesa la muestra de uva que se observaba era bastante abundante en la base de los pámpanos y desigual en la zona apical, debido al intenso crecimiento producido en un periodo de tiempo reducido, lo que impidió que el desarrollo del racimo fuera armonioso. En el área de Arabako Txakolina se apreciaba la pérdida de uva por las heladas de primeros de abril.

En los últimos días del mes de mayo aparecieron pequeñas manchas de mildiu pero que al ser aisladas y no darse las condiciones para su desarrollo no han supuesto mayor riesgo para la sanidad del viñedo.

Situación actual

 Los calores de mayo y principios de junio han neutralizado totalmente el retraso que la viña acumulaba hace solo un mes. En Rioja Alavesa, en general, el viñedo que presenta una vegetación exuberante se ha adelantado al menos diez días respecto a lo habitual.

En el valle de Ayala el viñedo se encuentra en su mayoría en plena floración, encontrándose también algunos viñedos a mitad de cuajado. El adelanto del cultivo se estima en más o menos una semana. La sanidad es igualmente extraordinaria sin contrariedades que reseñar hasta el momento, aunque se empieza a notar el déficit de agua invernal. En definitiva, a fecha de hoy, se confirma un viñedo muy adelantado, con un estado sanitario en general excelente y con la vista puesta en el cielo en este momento tan delicado de floración-cuajado.

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En lo que respecta a sanidad, el viñedo de Rioja Alavesa a fecha de hoy presenta un estado extraordinario. Piral, polilla, acariosis y otras plagas muestran un desarrollo que se puede considerar como normal y habitual. Respecto al mildiu, de momento los riesgos son limitados y algo mayores por el oídio, y, aún con la lógica prevención ya que las condiciones pueden cambiar de un día para otro, estos hongos con los tratamientos normales hasta la fecha están controlados.

El estado fenológico más manifiesto en tempranillo a día de hoy es el de inicio de floración aunque hay viñedos que están ya en plena floración y los más adelantados han llegado al cuajado y por otro lado la variedad viura, más tardía, está comenzando a florecer. Aunque existen riesgos de tormentas vespertinas, como la que alcanzó Labastida el pasado día 4 de junio, hasta el momento no ha ocurrido ningún fenómeno meteorológico que haya supuesto mayores inconvenientes para el desarrollo normal del viñedo.