l déficit de nombres de mujer en el callejero de Vitoria es evidente; ahora, el Ayuntamiento va a añadir nueve más para denominar espacios públicos todavía sin bautizar. Además de por un deseo o una necesidad, esta tarea ha sido posible en parte gracias a meses y meses de ardua investigación de la historiadora Virginia López de Maturana y de la filósofa e historiadora del Arte, Isabel Mellén. Ahora que se acerca el 8-M, Día Internacional de la Mujer, parece un buen momento para poner el foco en el por qué de este ninguneo y reivindicar mayor presencia femenina.
"Bueno es cualquier momento. Es, además, una necesidad desde hace muchísimos años porque cuando se decide poner nombres a las calles jamás se contempla la idea de poner el de una mujer: la estadística es apabullante, en Vitoria hay un 85% de nombres de varones y solamente un 15% de mujeres, de entre las cuales, la mayor parte son vírgenes y santas; una desproporción dramática, muestra de la ideología que ha existido hasta hace muy poco tiempo, que no permitía un espacio a las mujeres ni en la historia ni en el espacio público ni en ningún otro ámbito", opina Isabel Mellén, especializada en investigaciones de género. En este sentido, "el callejero no deja de ser un fiel reflejo de una situación social y de la ideología de un momento histórico, que tenemos que revertir", defiende.
Las naiperas de Fournier
"Ocurre en todo Europa y se está revirtiendo, también en muchos pueblos de Euskal Herria, por lo tanto, es un movimiento global al que la ciudad se tiene que sumar porque es una injusticia en muchos sentidos", indica Mellén. El problema está en que "aquello que no se investiga y no se estudia, no existe; como no se le ha prestado atención al papel de la mujer en la historia, pues sólo hay nombres de varones".
No obstante, debido a los estudios académicos sobre mujeres, que ahora sí se realizan, se ha investigado, por ejemplo, el papel de las naiperas de Fournier, gracias a lo que Virginia e Isabel han podido profundizar aún más y decidir que estas obreras de la fábrica de cartas se merecen una calle en su ciudad. "Sin esa investigación no hubiera sido posible poner el foco en ellas; todavía a día de hoy falta muchísima investigación para sacar a las mujeres a la luz", reconoce.
Falta de referentes femeninos
"No ha habido momentos más agresivos del patriarcado que los siglos XIX y XX, en contra de lo que nos han querido vender, de manera interesada, por supuesto; si nos fijamos en las mujeres, ambos siglos son los más aterradores, el XX, sobre todo por el franquismo, ya que Franco endureció tremendamente la legislación en contra de las mujeres. Pero ya venía de atrás, de una mentalidad ilustrada que empieza a favorecer los privilegios de una minoría de hombres blancos, ricos y poderosos y, en contraposición, lo que hace es encerrar cada vez más a las mujeres en sus casas, algo que no se vio en siglos anteriores cuando las mujeres trabajaban, hacían vida normal y tenían muchas más cosas en común con los hombres; es a partir del siglo XIX cuando se les empieza a encerrar en casa y a encargarles casi en exclusiva todas las tareas de los cuidados", explica.
¿Por qué? "Porque interesaba mantener una situación social ideal para unos pocos, pero muy mala para el resto, sobre todo para las mujeres".
"Es llamativa la obsesión con el género a partir de la Ilustración, también ahora, por segregar a la sociedad por hombres y mujeres; sin embargo, en la Edad Media, la distinción de género era menor, ahí lo que importaba era la clase social. "Cada época establece grupos sociales en base a intereses particulares y en la nuestra es el género, pero en otras no", asegura. "Nos faltan referentes femeninos en nuestra sociedad; a mí me han faltado en mi infancia, a muchas niñas nos han dejado huérfanas, vacías sin esos referentes", reivindica Mellén.
No ha habido momentos más agresivos del patriarcado que los siglos XIX y XX, los más aterradores"
Investigadora en materia de género