El Gobierno Vasco aprobó en 2017 el plan estratégico de la gastronomía y la alimentación para avanzar en el desarrollo de la cadena de valor de la alimentación. Después llegó la pandemia sanitaria del covid y acabó con toda esperanza de lograr los retos planteados.
Así, el peso de la cadena de valor de la alimentación y de la gastronomía en la economía se estima en el 9,37% cuando el objetivo era del 12%. “La pandemia se ha manifestado de manera muy acusada en ciertos eslabones y sectores, afectando de manera negativa, en especial al sector de bebidas, turismo y gastronomía”, reconoce el documento.
Sectores perjudicados en Álava han sido, como es lógico, el vino de Rioja Alavesa, el txakoli de Ayala y la sidra. “La paralización de la comercialización a través del canal Horeca provocó la cancelación de pedidos y la caída de las exportaciones. Importantes descensos que no compensaron el ligero incremento del consumo en los hogares ni el pequeño aumento de la venta online registrado”, constata el viceconsejero de Política Alimentaria, Bittor Oroz. Además, “otras actividades complementarias a estos sectores, como el enoturismo, se paralizaron por completo”, añade.
Menos facturación
Tal fue el impacto del covid que a lo largo de su año más duro, 2020, las empresas de bebidas estuvieron funcionando al 55%-65% de su actividad, lo que supuso una reducción estimada de su facturación de entre un 35% y un 40%. En el caso de la cebada maltera, destinada a la elaboración de cerveza, la paralización de la hostelería y la restauración provocó igualmente una caída de ventas y del precio de este cereal.
A menudo se subrayan las pérdidas económicas que la pandemia ha dejado y sigue dejando en los negocios relacionados con la hostelería y el turismo. Cierto es, según el sector. Sin embargo, no son los únicos segmentos dañados de la industria agroalimentaria, ya que los efectos negativos se han dejado notar en otros cultivos y productos, detalla el ejecutivo vasco.
Patata, hortalizas y flores
Así, se han detectado problemas puntuales en el cultivo de la patata, en determinadas variedades de consumo y en montones que pasan la prueba de lavado. Se trata de patatas destinadas al canal Horeca y con su paralización, se interrumpió su comercialización.
Otros mercados perjudicados por el covid han sido las explotaciones hortícolas, fundamentalmente de la cornisa cantábrica, caso del pimiento de label y la lechuga debido tanto al cierre del canal comercializador Horeca como de los puntos de venta directa y de los mercados locales.
Las pérdidas han alcanzado igualmente a las pocas explotaciones dedicadas a flor cortada y planta ornamental. “Fue muy acusado por el cierre temporal de los comercios y mercados locales”, subraya el viceconsejero de Política Alimentaria. Asimismo, la supresión de celebraciones de bodas, comuniones, etcétera, y la paralización de las plantaciones por parte de los organismos públicos “castigó de manera muy importante a todo el sector”, indica Bittor Oroz.
corderos, cabritos y quesos
Dentro del sector ovino, la afección fue importante en las queserías pequeñas (artzai gazta) el tiempo que duró el estado de alerta, como consecuencia de nuevo del cierre total de la hostelería, de los mercados locales y de la prohibición de facto de la venta directa.
Afección que se notó en la venta de corderos y cabritos por el cierre de restaurantes y establecimientos hosteleros, locales donde se realiza un destacado consumo de esta carne. Similar situación se dio en los agroturismos con el cierre de los establecimientos y la caída del turismo.
De cara al nuevo periodo, “el Gobierno Vasco considera más conveniente evaluar el crecimiento absoluto del sector en lugar de relacionarlo con otros sectores económicos. Así, se fija los siguientes objetivos: de un lado, incrementar en un 25% el valor añadido bruto (VAB) de la cadena de valor de la alimentación y la gastronomía durante el periodo 2020-2024 y, de otro, aumentar en un 15% el valor añadido bruto (VAB) del sector primario y de la industria de la alimentación y bebidas durante dicho espacio de tiempo”, explica Bittor Oroz.
El plan estratégico determina que con la aparición de la crisis sanitaria y el cierre de toda actividad no esencial, los temores iniciales de desabastecimiento de la población se disiparon de manera inmediata, garantizándose tanto la producción como el suministro de alimentos. Igualmente, considera que el sector de la alimentación ha sabido adaptarse al nuevo escenario competitivo y ha salido reforzado, recuperándose los niveles de producción previos al marzo precovid de 2019.
PUNTO DE INFLEXIÓN
Asimismo, reflexiona sobre el punto de inflexión que ha supuesto el coronavirus respecto a las necesidades de salud de la población y prioridades de la política sanitaria. Además, ha tenido su reflejo en la economía y el empleo, siendo necesario ahora recuperar sus niveles previos a esta crisis sanitaria, adaptados a los nuevos retos y necesidades y sin olvidar los fondos europeos que puedan llegar para echar una mano.
La alimentación saludable se ha convertido en un territorio de oportunidad. Para ello, “la industria alimentaria necesita generar valor con ecosistemas de producción más seguros, sostenibles y saludables; el desarrollo de una nueva gama de servicios y productos para una población cada vez más concienciada del binomio alimentación-salud, y la incorporación de nuevas tecnologías digitales y biotecnológicas”, subraya el texto.
25%
De incremento en el valor añadido bruto (VAB) de la cadena de valor de la alimentación y la gastronomía durante el periodo 2020-2024 se fija el Gobierno Vasco. Y un 15% más el valor añadido bruto del sector primario y de la industria de la alimentación y bebidas durante dicho espacio de tiempo.
55%
o 65% de su actividad estuvieron funcionando las empresas de bebidas en 2020, el año de mayor impacto del covid debido al confinamiento y cese de toda actividad no esencial. Dentro del segmento bebidas, la pandemia pasa factura en Álava sobre todo al vino, txakoli, sidra y al cultivo de cebada maltera con la que se elabora la cerveza. El virus también provocó una bajada de las ventas de determinadas variedades de patatas, ganado ovino (cordero y cabrito), hortalizas (pimiento de label y lechuga), quesos y flores.
40%
El hecho de no funcionar al cien por cien en el año 2020 supuso para las empresas de bebidas una reducción estimada de su facturación de entre el 35 y 40%, según el documento del Gobierno Vasco.