o que estaba siendo una jornada de alegría tras recibir un premio en Madrid derivó en una de las peores experiencias a las que se han tenido que enfrentar los integrantes de la asociación CaMinus.
Sucedió el pasado viernes 17 de diciembre en la estación de Chamartín de la capital de España, donde Rubén Zulueta y José Ignacio Fernández, que padecen distrofia muscular y se desplazan en silla de ruedas eléctrica, tenían sendos billetes de tren para regresar a Vitoria en el Alvia de las 16.05 horas. Ambos estaban acompañados por Antonio González, tercer miembro del colectivo, que en ese momento ejercía de cuidador de ambos y lógicamente también volvería con ellos.
Pese a que los tres habían realizado el día anterior su viaje de ida a Madrid sin ningún problema, cuando llegaron a la zona de asistencia de Chamartín fueron informados de que Rubén y José Ignacio no podían viajar en el mismo convoy.
Solo una plaza adaptada
Este modelo de tren solo cuenta con una plaza adaptada para personas que van en silla de ruedas no plegable, pero el grupo tenía la pertinente autorización y, de hecho, en el trayecto de ida "todo fueron facilidades desde la llegada a la estación" gasteiztarra de Dato, según apunta el primero en conversación con este diario.
En ese primer trayecto, ambos viajaron en un vagón del tren previamente acondicionado y llegaron con su compañero sin más complicaciones a Madrid, donde un día después fueron galardonados con el premio Por un mundo mejor que otorga la Por un mundo mejorCadena 100, concretamente su exitoso programa Buenos días Javi y Mar.
Sin embargo, todo se torció unas pocas horas después, de vuelta en la estación ubicada al norte de la villa, donde el grupo se encontró con las reiteradas negativas de un interventor de Renfe para poder viajar juntos. Finalmente, a fuerza de insistir, consiguieron hacerlo, aunque recibiendo a cambio "un trato vejatorio como jamás" habían sufrido.
Denuncia pública
Los hechos han sido denunciados a través de las redes sociales de CaMinus, que desde su fundación se ha embarcado en dos proyectos solidarios que tuvieron su espacio en las páginas de este periódico -el Camino de Santiago y una travesía por Monegros en silla de ruedas-. El grupo también ha interpuesto una reclamación escrita ante Renfe.
"Veremos cuál es su respuesta y, en función de eso, qué más medidas podemos tomar, porque estamos indignados", apunta de nuevo Rubén. Tres semanas después del suceso, el grupo todavía no ha recibido contestación alguna por parte de la empresa estatal de transporte ferroviario, aunque las muestras de solidaridad hacia CaMinus se cuentan ya por centenares en Facebook o Instagram.
"Como mínimo, nos gustaría que sean conscientes de que es muy injusto que solamente haya una plaza adaptada en estos trenes, que además está en el vagón más caro", enfatiza de nuevo Rubén.
Las sillas "de los cojones"
Según se deprende de la denuncia hecha pública por la asociación, cuando el interventor accedió finalmente a que Rubén y José Ignacio subieran al tren de vuelta acompañados por Antonio, el trabajador dijo "en voz alta hasta en dos ocasiones" que no le había quedado "más remedio" que permitirles viajar con sus "sillas de ruedas de los cojones".
Con "malas formas" -prosigue el texto-, el interventor dejó una mesa desmontada entre los asientos donde viajaban, "desafiante" y "con actitud chulesca". Posteriormente, "decidió sentarse en el mismo vagón con la mirada clavada en nosotros como si fuésemos delincuentes".
En su denuncia pública, CaMinus explica que, "como no podía ser de otra manera", pusieron los hechos en conocimiento de Renfe al llegar a Vitoria y espera que "quien tenga competencia pueda hacer algo que solucione este tipo de problemas".
Recuerda también el colectivo que el tren llevaba un aforo "bastante bajo", aunque independientemente de eso, "en pleno año 2021" -ya 2022- insta a que las plazas para viajeros en silla de ruedas se amplíen: "Entre otras muchas razones porque nosotros no viajamos así por gusto". "Se trata de inclusión y dignidad", remarcan los integrantes de la asociación.
Nuevos proyectos
A pesar de este mal trago, un "chasco grande" en palabras de Rubén, CaMinus tiene claro que va a seguir trabajando por avanzar hacia una sociedad más sensibilizada con la discapacidad y un espacio público y unos servicios con menos barreras.
Tras esa travesía de cerca de 800 kilómetros entre Roncesvalles y Santiago de Compostela -completada en 2019- y la ruta por la comarca aragonesa de Los Monegros -en el recién concluido 2021-, el colectivo ya tiene en cartera "nuevos proyectos" que pronto verán la luz.